1. Tony, le vienen a entregar las nalgas


    Fecha: 28/06/2017, Categorías: Información, Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... presiento su próxima pregunta y acierto:
    
    - ¿Puedo verla? Dijiste que te había provocado una erección y así no se puede ver si en realidad es una erección. – y seguía con esa sonrisa.
    
    - Te voy a dar el honor a que seas tú quien la descubra.
    
    - ¿Puedo?
    
    Me tocó la verga sobre mi pantalón corto mojado y me lo baja y queda ante ella mi verga totalmente erecta. Sus ojos se concentran en mi falo y yo lanzo mi vista a sus espectaculares pechos. Ella me aprieta con su mano mi glande y en forma de masaje llega hasta tomarme de los testículos. Sofía me mira y me pregunta:
    
    - ¿Quieres cogerme Tony?
    
    - ¿Tú quieres?
    
    - ¡Tienes una hermosa verga! ¿Puedo? – como pidiendo permiso para mamarla.
    
    Se la llevó a la boca y comenzó a darme una mamada de las que yo llamo de profesional. Sofía sabe lo que hace, no en balde lleva esa estampa tatuada del conejo de playboy en uno de sus pechos. Intentó tragársela toda y sé que buena parte le llegó a su esófago que parecía se ahogaba. Realmente aquello sonaba a tortura, pero ella insistía en repetirlo una y otra vez. Tuve un buen control de la situación, pues un día antes había estado con otra chica y le había metido dos polvos, así que mi arma no estaba sobrecargada y eso hizo que Sofía la disfrutara a placer.
    
    Para retribuirle esa rica mamada y para estar más cómodos, la puse en una silla reclinable, que tiene colchón y el suficiente peso para aguantar el rigor de esta faena. Le remuevo su pantalón corto, el bikini diminuto ...
    ... de color blanco, y vuelvo a ver esos aretes en sus labios y comienzo a chupar esa hermosa panocha de labios muy gruesos y un clítoris bastante pronunciado. Sofía solo gime y solamente escucho entre sus labios, como apretando sus palabras: ¡Dios mío, que rico!
    
    Le encantaba que le halara sus aretes, cosa que a mí me parecía doloroso, pero el sexo es algo muy propio para cada quien, y para Sofí, esto que me parecía tortura a mí, para ella era un enorme placer. Fue ella quien me pidió llevándome mis manos a sus pezones y me insinuó que también se los halara. Sus gemidos se elevaron y a los minutos ella me anuncia que está a punto de venirse. Me pide que quiere sentir mi verga y para esto, Sofía se levanta y toma la posición de perrito y así en cuatro sobre esta silla reclinable, comienzo a hundirle cada centímetro de mi verga. Sofía es de las chicas de sexo rudo, agresivo; le gustan las embestidas violentas. Ella suda y mi transpiración se desliza por mi espalda. Son las doce del mediodía en un día de verano y el mercurio ha sobrepasado los 92 grados Fahrenheit. Yo le pompeo la panocha a Sofía con enorme violencia, que hasta escucho el eco del golpeteo en contra de sus nalgas en las paredes de la casa. Ella menea sus caderas de una manera agresiva y sensual, mientras con una de sus manos se masturba el clítoris. Me dice que se viene y me lo grita, que si alguno de mis vecinos están afuera en sus patios, hubiesen escuchado fácilmente: ¡Me vengo Tony, no pares, dame más, no ...