Una antigua amiga del colegio se convirtió en mi amante (3)
Fecha: 09/03/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: afuentes, Fuente: CuentoRelatos
Los días posteriores a nuestro segundo encuentro fueron igual de intensos en nuestras pláticas por chat y por correo electrónico, desafortunadamente tardaríamos un par de semanas más para vernos ya que la doctora tenía algunos compromisos familiares que nos dificultarían un nuevo encuentro.
Nuestras pláticas además de calientes, también tenían su parte romántica, no lo entendí en ese momento pero yo ya estaba enamorado de la doctora, era amor no cabe duda, y al no poder ofrecerle algo más que una relación a distancia y encuentros sexuales ocasionales me vi en la necesidad de decirle que ella merecía algo más duradero, algo más real y más honesto. Ella no se imaginaba que alguien más le hiciera el amor, sin embargo en el fondo ambos sabíamos que las cosas no podrían ser así por siempre.
Finalmente llegó el día de vernos, fuimos a comer y de regreso nos metimos al mismo motel de las ocasiones anteriores. Al entrar a la habitación sonó el celular de la doctora, ella de pie a mitad de la habitación contestó y en voz baja me dijo que era una de sus pacientes que tenía duda de un medicamento. Yo me sentía muy caliente así que decidí acercarme a ella que seguía de pie hablando con su paciente, levante su cabello y le di un beso en el cuello, de inmediato su piel se erizó y poniéndome de espaldas a ella y pegando mi virilidad a media erección me frotaba con sus nalgas, ella me apartaba si mucha convicción así que rápidamente y en modo de travesura le desabroché los jeans y ...
... metí una mano para comenzar a jugar en su entrepierna. La necesidad de estar sería al teléfono y mis juegos la pusieron muy cachonda, lo podía comprobar en mi mano cada vez más humedecida.
Apenas y colgó el teléfono pude apreciar su rostro enrojecido por la excitación, eso terminó de calentarme y solo atiné a bajarle los jeans lo más que pude junto con su pequeña pantaleta, la llevé a la pared más cercana y la acomodé de tal forma que las palmas de sus manos descansaban en la pared, su espalda levemente arqueada levantando sus nalgas y con las piernas semi abiertas, pasé mi mano sobre su sexo para comprobar que tan humedecida estaba a lo que ella solo respondió con un gemido así que me agaché. Besé una de sus nalgas, luego la otra, y me abrí paso para saborear sus jugos, yo lamia y lamia todo lo que de su vagina salía, aprovechaba en lengüetear su ano para hacerle cosquillas y fuera relajándose.
Ella seguía inmóvil con las palmas en la pared y levantando sus nalgas, yo me puse de pie, me desabroché el cinturón y me dejé caer el pantalón a los tobillos, me abrí paso y comencé a penetrarla, los movimientos no eran fluidos pero sí muy intensos, sus gemidos, los míos... los cuerpos chocando, ambos a medio vestir, éramos solo dos amantes que querían fusionar sus cuerpos al calor de la lujuria.
Al terminar nos fuimos a la cama con pasos torpes porque ambos teníamos los jeans en los tobillos así que nos tumbamos en la cama, y le ayudé a sacarse el pantalón y ella hizo lo mismo ...