Pasando por la casa de Helena - Relatos Eróticos

Pasando por la casa de Helena

... me impulsé hacia adelante. A pesar de la dilatación que seguramente le habría provocado la enorme pija del negro, esa vagina estaba otra vez bastante apretada y fue realmente un placer penetrarla y sentir su estrechez durante las primeras embestidas.La mujer gimió, pero esa mordaza en sus labios atenuó los sonidos de placer que le estaba dando. Pude notar que, después de apenas cinco minutos de bombearle la concha; ella acabó y enterró su cara en la almohada, ahogando todavía más sus aullidos de placer. Su cuerpo tembló sin control y eso disparó mi propia excitación; ya que unos segundos después tensé mi espalda; la aferré por la cintura para dejarla quieta y acabé en su vagina gruñendo como nunca.Cuando abrí los ojos; Helena jadeaba y me sonreía mientras montaba la verga endurecida de su amante negro. En ese momento él la aferró por las caderas y acabó dentro de ella.Helena sonrió y desmontó; luego se acercó a la cama y me pidió que me saliera del cuerpo de esa mujer. Lo hice y entonces esa perra amiga de mi esposa se abalanzó sobre mi verga todavía algo erecta.Me regaló una tremenda mamada, que en pocos segundos hizo que mi pija recobrara vida. Luego volvió a sonreír, diciendo que su esclava recibiría muy gustosa mi verga por el culo.Me puse duro otra vez; ya que Anita no me había dejado darle por el culo en bastante tiempo; aduciendo que le dolía demasiado el grosor de mi aparato…La mujer desconocida seguía en la misma posición; con la cabeza sobre la almohada y la cola ...

... en el aire.Helena se acercó a ella, abrió esos magníficos cachetes y esparció un poco de vaselina por toda la raja; deteniéndose en el estrecho orificio anal. Le hundió un par dedos y trabajó dentro de ese ojete por unos minutos.Cuando pudo meter y sacar tres dedos con facilidad; me dijo que la esclava ya estaba lista para sentir mi pija en el culo.Volví a tomarla por las caderas y muy despacio me fui zambullendo en su todavía estrecho ano. La mujer chilló y gritó de dolor; pero Helena, sentada a mi lado, me ordenó que no me detuviera; porque esa perra se merecía una buena destrucción anal…Estuve casi diez minutos bombeando ese culo y disfrutando de tanta estrechez; mientras la mujer se debatía intentando zafar.Helena estiró su mano para acariciarle el clítoris con sus dedos y entonces la mujer ya no se quejó más…Finalmente acabé dentro de ese culo majestuoso y enseguida me salí, mientras la perra de Helena se reía a carcajadas. Esta vez me chupó la pija hasta hacerme acabar dentro de su boca.Luego me dijo que ya era suficiente y que me diera por satisfecho.Me vestí y ella me acompañó hasta la puerta; mientras su amante negro se acomodaba otra vez para hundir su gruesa pija en ese culo que yo había dejado un poco mejor dilatado.Al cerrar la puerta de calle, pude oír el alarido desgarrador de esa mujer al sentir que el negro le hundía la verga por atrás...Llegué a mi casa mucho más que relajado y me encerré para darme una ducha tibia. La verga todavía me dolía de recordar cómo ...