1. EL DÍA QUE ME ORDEÑARON


    Fecha: 15/03/2021, Categorías: Fetichismo Masturbación Autor: MelkartXXI, Fuente: xHamster

    ... sentía el placer que me proporcionaba su ágil ritmo y la sensación de dominio que estaba ejerciendo sobre mí. Podría haberme hecho lo que quisiera y yo, tan excitado como estaba, le habría consentido todo.En algún punto creo que gemí en voz alta, porque ella me susurró, sin parar de tocarme, algo así como: “Ya, vaquita, calla que ya mismo te vacío la leche”. Aquello no hacía más que aumentar mi excitación y, a la par, mi sensación de incomodidad. Como resultado de ello, aunque sin duda estaba disfrutando, no lograba correrme.Su respuesta fue jugar con mis testículos, que acarició con la mano que tenía libre, pero al ver que aquello tampoco funcionaba escupió sobre su mano y, usando su saliva como lubricante, pasó uno de sus dedos alrededor de mi ano, aunque sin penetrarlo. Aquello me excitó de sobremanera, y al notarlo comenzó a acariciarme por la zona, provocando que mi receptibilidad a su juego fuese mayor y que mis brazos comenzasen a temblar ante la excitación. A pesar de todo, aún no eyaculaba, así que deslizó uno de sus dedos, muy lentamente, dentro de mí. Y aunque no era la primera vez que una chica me lo hacía, ella era la primera vez que se introducía en mí, por lo que la suavidad de su caricia me sorprendió gratamente. Poco a poco siguió introduciendo el dedo, y yo la sentía agitándolo con calmada entrega, mientras notaba esa sensación de incontrolable ...
    ... placer que sientes sobre el pene cuando te acarician la próstata. Sin duda, mis gemidos le indicaron que mi orgasmo era inminente.Justo antes de correrme, salió de mi interior y dirigió su mano justo debajo de mi pene, recogiendo prácticamente toda la leche que solté. Luego, me la enseñó como si fuera un preciado botín de guerra. Yo me sentía como en una nube, e intentaba calmar mi respiración tumbado sobre el sofá. Pero ello no había terminado conmigo: mojó sus dedos en su trofeo y poco a poco me la fue dando en pequeñas dosis, primero pasándola por mis labios, luego introduciéndola directamernte en mi boca, ciertamente con gentileza pero también con decisión. Ese tipo de juegos nunca me han excitado, pero no me sentía con fuerzas para oponerme a su capricho, de tal modo que me sometí con la placidez que da todo aquello que resulta excitante y prohibido.Cuando terminó de alimentarme, su humor era estupendo. Jugamos un poco, recibió mis besos con auténtica ansia y, apenas la toqué un minuto, su cuerpo se estremeció como si estuviera sufriendo un ataque de algún tipo; de hecho, llegué a asustarme durante un instante. Su cuerpo pareció desmadejarse, y aquellas manos que se habían movido con tal firmeza y decisión se derramaron sobre las mías, tiernas y débiles. Nos quedamos adormilados allí mismo, en el sofá, con el sabor de sus labios y de mi mismo inundando mi boca. 
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