1. Encuentro en el hotel


    Fecha: 23/03/2021, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La preparación fue a veces tediosa debido a la falta de interés de ella.
    
    Pero el cebo estaba puesto .Concreté una cita con un compañero de trabajo que la acosó dos o tres veces y surtió efecto.
    
    Deseaba verla feliz y resplandeciente siendo atacada por alguien que le gustara porque así lo confesó ella.
    
    El día que me lo contó estaba temblorosa y su alteración y excitación se le notaba perfectamente.
    
    Pasábamos entonces sesiones de calentamiento poniendo a nuestro antojo personas de nuestro entorno.
    
    Yo me inclinaba por sus hermanas pero ella tenía siempre algún pretendiente y ése era el que busqué para que no dijera no.
    
    Lo pactado era permanecer a su lado yo también sin inmiscuirme para nada y ellos trabajarían solos.
    
    La pega era que con conocidos nos avisaron que mejor no , pero confiamos en su discreción. Al fin y al cabo también estaba casado.
    
    No hizo falta presentaciones y los tortolitos se abrazaron nada más verse.
    
    La comida y las miradas libidinosas corrieron a cargo de los tres.
    
    Llegado el punto final de la larga espera ...
    ... iniciamos el trayecto caminando ellos amarraditos y besucones.
    
    Las manos de él eran aspas de viento que se afanaban en tocar todo lo que pudiera.
    
    La habitación reunía condiciones , era espaciosa y la cama extragrande.
    
    La operación de quedar desnudos fue nerviosa . les previne que ra mejor que pasaran a la ducha para quitar hierro al asunto y así vendrían mejor.
    
    Mi posición no interfería para nada en sus movimientos y desde ella contemplé un despliegue de pasión más por parte de ella que de él.
    
    Una y otra vez se rebozaban en la cama y se besaban en la boca , el el sexo y donde alcanzaban.
    
    La máquinaria de él era como un martillo pilón.
    
    Una y otra vez horadaba y hollaba la fortaleza que ella tenía entre las piernas.
    
    Los gritos comenzaron a subir de tono y tuve que intervenir para apaciguarlos.
    
    Estuvimos más o menos entre dos horas y media o .
    
    tres.
    
    La despedida fue protocolaria y sin pasión .
    
    Nos quedamos a solas y nos abrazamos.
    
    Me fue dando besos por todo el cuerpo y me dio las gracias.
    
    Ahora soy un sumiso en manos de mi diosa. 
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