Fantasía con el mecánico
Fecha: 23/03/2021,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Susana, Fuente: CuentoRelatos
Os voy a contar mi última fantasía que por fin he podido llevar a cabo. Siempre me habían llamado mucho la atención los mecánicos, con sus monos y sus manos manchadas de grasa. Y hace unos días, localicé a uno realmente cachondo y decidí echarle ovarios al asunto. Así que inventando la excusa de mi horario de trabajo, conseguí que me hiciese una revisión del carro una vez que hubiera cerrado. Y la historia sucedió así:
Entré con mi carro en el taller y mi mecánico, a partir de ahora favorito, cerró el portón detrás. Iba vestida con una falda muy corta negra con vuelo, una blusa verde claro de una tela muy fina, sin sujetador y abierta, unas sandalias y el tanga más pequeño que tengo. Esperé dentro del coche a que el cerrase el portón y fuese hasta el capó para bajar del coche.
Él me dijo que le diera a la palanca para abrir el capó y yo lo hice a través de la ventanilla estirándome mucho para que pudiera ver el principio de mis nalgas. Luego él se puso manos a la obra mientras charlábamos y me iba indicando cuales eran los problemas del motor, a lo que yo no hacía mucho caso porque no tengo ni idea de mecánica aunque me agachaba para ver lo que me indicaba. Cuando lo hacía el no perdía oportunidad de mirarme el escote. Yo no me preocupaba en aguantar la blusa con la mano para que no cayese mucho por lo que tenía una buena visión que se iba notando en su paquete que empezaba a abultar bajo su mono. Yo alababa su buen hacer y, cuando parecía que iba a acabar, puse en ...
... marcha la segunda parte del plan. Fui hasta el maletero y saqué las cervezas que llevaba en una neverita de playa y le ofrecí una. Él dijo que con clientes así daba gusto trabajar, frase que aproveché para decirle que había que cuidar a los que nos hacían favores porque yo, con mi horario, si no fuera por gente tan amable como el, no podría hacer muchas cosas y por eso se lo quería agradecer.
El me miró con una sonrisa pícara mientras yo me acariciaba con la lata helada los pezones para que se marcaran bien a través de la blusa, algo que pronto llamó su atención. Y decidí dar un paso más. Me senté en el lateral del carro, con una pierna doblada de modo que, si se acercaba a esa zona, vería mi colaléss blanco ya ligeramente húmedo porque yo me estaba poniendo muy caliente. Pero el siguió a lo suyo, aunque mirando de vez en cuando, por lo que me levanté y di una vuelta por el taller para ver si había alguien más. No encontré rastro de nadie, así que regresé junto al carro. Él estaba cambiando una pieza mientras me contaba que era una alocada por conducir el coche tal como estaba. Yo me acerqué en ese instante y le dije que sí, que era muy alocada y que no sabía cómo podía agradecerle el favor tan grande que me estaba haciendo porque mañana salía de viaje. Me puse pegadita y el bajando el capó, se mira a su paquete ya manifiesto y me dice: "pues apagando el fuego que llevas provocando media hora". No sabéis lo que me alegró esa frase que daba vía libre a mi libido desenfrenada. ...