Escarceos sexuales de una casada insatisfecha
Fecha: 28/06/2017,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Insatisfecha2, Fuente: CuentoRelatos
... sentimientos, en tu forma de transmitir el deseo aparentemente apagado. No sufras por esto, mi amor, porque has encendido la llama en mí.
No sabes cuánto te deseo; no tienes la menor idea del cariño que te daría a raudales mientras te hago el amor como nunca te lo han hecho.”
Apenas lo leí, y lo volví a leer, mi mente fantaseó con aquel desconocido durante un buen rato, hasta tal punto que tuve dos gloriosos orgasmos mientras me masturbaba en la soledad del cuarto de baño.
Por probar qué sucedía, le respondí al comentario, contando con pelos y señales lo que sus letras habían provocado en mí.
Su respuesta fue sorprendente, aunque lógica dada la situación:
“Mándame fotos, por favor. Quiero saber cómo eres. Quiero contemplar a la mujer que describes en tu relato.”
Mantuve silencio durante varios días. Necesitaba meditar sobre las posibles consecuencias. Sin ir más lejos, la principal reticencia residía en que fuera un pervertido que, aprovechando mi debilidad, regalándome los oídos, consiguiera unas fotos que pudieran comprometerme.
Todo esto le expliqué por email. Él lo encontró razonable y dio el primer paso mostrarme las suyas. Lo hizo invitándome a mirar su perfil en unapágina de porno casero. Obviamente no mostraba su rostro, pero el resto, lo que sí se veía, uff… logró conmocionarme hasta tal punto que accedí a mandarle las mías por email, arriesgando a todo o nada.
El éxito fue rotundo. Tanto que dos días después acordamos conectarnos por ...
... Skype. Pero yo no las tenía todas conmigo, ya que llegado el momento me hice la remolona por pura vergüenza.
—No te preocupes, preciosa —me dijo a través de su micro, con voz aterciopelada pero muy varonil—, puedo esperar lo que haga falta hasta que te decidas.
Aquel tipo no podía ser real, recuerdo que pensé. Era imposible que existiera un hombre tan educado y comprensivo, alguien que tuviera en cuenta mis reticencias y las aceptara sin más. Este hecho, sin precedentes en mis 31 años de vida, me motivó tanto que media hora más tarde me hallaba desnuda de cintura hacia arriba delante de mi cámara. Ja, ja, ja… Reconozco que verle como Dios le trajo al mundo, en HD y de pies a cabeza, influyó en un 80% o puede que más. No obstante, y para completar el lote, afirmaba ser divorciado, tener 48 primaveras y la vitalidad de un veinteañero. Por la seguridad con que lo decía, no me pareció un fanfarrón.
Esta situación se prolongó por espacio de dos semanas, los días laborables a eso de mediodía, mientras mi marido trabaja, el mayor de mis hijos estaba en el colegio y el menor jugando con el hijo de mi vecina en casa de esta.
Al cabo de este tiempo, cuando nada en nuestros cuerpos era desconocido para el otro, dimos el paso definitivo.
La primera toma de contacto fue por la tarde en una concurrida cafetería, aprovechando que mi marido estaba en el parque con los niños. No es que tuviera miedo, pero quise mitigar la vergüenza rodeándome de gente.
Entonces supe que Enrique ...