1. Deslechando al Guardia de seguridad


    Fecha: 02/11/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Hola, me llamo Alejandro y tengo 22 años, soy un tipo normal, delgado, cabello negro, ojos marrones y piel clara. Trabajo para una oficina de informática, hace poco nuestro colaborador de seguridad decidió descontinuar sus servicios, y pues ni modo, buscamos un nuevo agente de seguridad. Nuestro nuevo agente es David, 23 años, casado y hetero jejeje. El es delgado, cabello negro y un poco más alto que yo. Por distintas razones, viajó de su ciudad a la mía, creo que tendrá sus razones, pero en fin. Le di mi amistad y hablamos, aunque no muy seguido, pero eso cambió. Una tarde, muy agitada por cierto, hablé con el, me dijo que se sentía muy bien estresado, y que se le había acabado el dinero para pagar su habitación, dudando un poco lo invité a cenar, pues, no teniendo dinero, tal vez no tuviera para comer. La verdad David me gustó desde que lo vi, aunque cuando supe que era casado me alejé un poco. Estábamos comiendo, yo pedí un café y el una cerveza, conversamos y me dijo que si conocía un lugar donde relajarse un poco, yo sabía a lo que se a refería, pero yo siendo gay, difícilmente le daría razón de lugares que ni conocía jejeje. Me dijo que su esposa era muy bonita y tímida, el en cambio, era muy caliente pero que le daba pena pedirle a su esposa algo de intimidad, que desde que se casaron (2 años), solo habían tenido sexo en 3 ocasiones, me sorprendió un poco, pero le creí. Pasaron los minutos y el ya hiba por su tercera cerveza, y me hablaba de todo lo que le gustaría ...
    ... hacer en el sexo, pero que no podía hacerlo, por que su esposa nunca se lo haría. Noté que su pene ya estaba duro y el frotaba su mano en su entrepierna, me dijo que si conocía un lugar barato para quedarse, me dio algo de pena dejarlo ahí, lo invité a mi casa, total, mi sofá era grande, seguro que no le molestaría quedarse en el. Durante el trayecto hablamos y hablamos, entre chiste y chiste logré que aceptara pasar un buen rato a solas, con la condición de que no lo dijera a nadie. Llegamos a mi casa, el un poco nervioso entró, lo llevé directo a mi cama, se recostó y hablamos un poco. Yo quería probar su esencia de hombre, así que comencé, le quité las botas, los calcetines y empecé a bajarle los pantalones, frote su miembro por las encima del bóxer, Lamí y mordi suavemente, fue ahí donde me di cuenta que estaba necesitado y yo hiba a ayudarlo, decidí no torturarlo más, bajé el bóxer y Lamí su pene, estaba duro como una roca, su glande rojo y liquido escurriendo, su excitación era grande, no tardé en ponerme a mamar, lo hice como si fuese una paleta, un caramelo, recorrí por completo sus partes, metía todo su pene en mi boca, lo hice, lo metía hasta llegar al fondo de mi garganta, frotaba mi legua en ese trozo de carne, Lamí sus testículos, los frote, los acaricié, lastimaba mi garganta con su longaniza, lo masturbe, al cabo de 8 minutos se vino, su semen en mi boca, lo trague todo, y aunque su había eyaculado, su pene seguía duro y tieso, el me dijo que aún aguantaba otra ...
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