1. Cincuenta segundos para alcanzar el cielo


    Fecha: 20/04/2021, Categorías: Fetichismo Sexo con Maduras Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... deslizó mi tanga hasta mis tobillos, mientras todavía estábamos detenidos en el lobby.Cuando el ascensor pegó el primer tirón, noté que la lengua de Diego había encontrado mi clítoris y comenzaba a lamerlo con bastante maestría.Mantuve mi equilibrio a pesar de que mis piernas temblaban y abrí un poco más mis muslos, para facilitarle la tarea al chico.Cerré los ojos, “menos de treinta segundos ya”, recuerdo que pensé, antes de intentar concentrarme; el vértigo de la subida se combinaba de manera perversa en mi interior, con las cada vez más estimulantes y frenéticas arremetidas de la sedosa lengua de mi acompañante en mi vagina.La expresión “ir para arriba” empezó a cobrar su más especial sentido.Noté un temblor en mis pies, imaginé ver los números de los pisos pasar con demasiada rapidez en el indicador luminoso y llegué a suplicar para que el ascensor saliera despedido hacia las estrellas, con tal de no tener que detenerme en ese instante.Pero sucedió lo contrario; el ascensor inició bruscamente su desaceleración y entonces un brutal orgasmo me hizo inclinar hacia adelante. Casi me caí de buces sobre mi ocasional ...
    ... amante.Habíamos alcanzado nuestro piso y pronto las puertas iban a abrirse hacia una realidad que se me antojó extraordinariamente inoportuna.Diego se puso en pie de un rápido brinco, alcanzando a ocultar mi tanga en el bolsillo de su pantalón y yo, jadeante, apenas tuve tiempo para bajar mi falda, enderezarme y recoger mi pañuelo que había ocultado esos segundos de visión a la cámara de seguridad…Las puertas se abrieron y del otro lado me encontré de frente con Martha, otra compatriota argentina; una vieja harpía que hacía las veces de secretaria ejecutiva de los jefes. La saludé con desgano y ella nos miró a ambos de arriba abajo. Sin duda, algo en nosotros delataba lo que allí había sucedido.Le habrá llamado la atención que Diego tenía un pañuelo de papel en la cara, limpiándose mis jugos que se deslizaban por su barbilla. O también era posible que hubiera notado cierto líquido brillando entre mis piernas.Distraje sus pensamientos seguramente morbosos preguntándole:“Se come bien en el restaurante panorámico del último piso…?”La vieja harpía me miró sin entender y entonces yo continué:“Es que aquí en el ascensor no se come nada mal…” 
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