1. Entrega total (capítulo 1)


    Fecha: 20/04/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... violencia.
    
    —No me importa que te toques, pero me tienes que pedir permiso, —inmediatamente dejó de tocarse.
    
    —Lo siento… yo… no sé cómo te llamas, —dijo como avergonzada.
    
    —Me llamo Paco, pero aquí en casa, cuándo estemos solos, siempre te dirigirás a mí como amo. Creo que te llamas ¿Marta?
    
    —Si amo.
    
    En el fondo, Paco estaba sorprendido de lo fácil que estaba resultando todo. Tenía previsto haber hablar mucho más, pero Marta había entrado al trapo rápidamente. Se empezaba a dar cuenta de hasta que punto había encontrado un chollo increíble: iba a tener una esclava en casa, en pleno siglo XXI.
    
    —¿Y bien?
    
    —Quiero tocarme amo.
    
    —Muy bien: puedes hacerlo, pero ponte de rodillas y separa bien las piernas. Quiero ver cómo te corres cómo una perra salida, —se puso de rodillas mientras Paco se sentaba en el sillón. Empezó a masturbarse con mucho brío y a los pocos minutos tuvo un orgasmo que la hizo retorcerse mientras su chocho chorreaba.
    
    —Ahora que te has corrido con mi permiso, lo siguiente que vamos a hacer será lavarte, que te hace falta, y a continuación, te voy a estar follando y castigando hasta la hora de la cena, —dijo dándola un azote en el trasero. Marta dio un chillido y se acarició el trasero—. Vamos, desátame los cordones de los zapatos—. Marta de arrodillo a sus pies y se afanó en cumplir la orden mientras Paco empezaba a desnudarse. Después, la agarró por el brazo y la llevó hasta la ducha. Entraron en ella y se dispuso a lavarla la cabeza, ...
    ... —las manos en la nuca, —ordenó cuándo terminó y Marta obedeció de inmediato. Pasó sus manos jabonosas por el cuerpo de su nueva esclava. Con detenimiento recorrió sus tetas y comprobó que efectivamente, aunque no eran espectacularmente grandes, estaban pero que muy bien. Trasero no tenía mucho, y eso le complació porque no le gustaban las mujeres culonas. Las piernas estaban bien formadas, aunque con ejercicio físico mejorarían. Tobillos finos y unos pies perfectos: ya los conocía después de masturbarse con ellos la noche anterior.
    
    —Siéntate en el suelo y separa bien las piernas, —cogió una maquinilla de afeitar y después de enjabonarla bien el chocho comenzó a afeitarla. Marta de dejo hacer con cierto deleite y su respiración se empezó a acelerar mientras el ritmo cardíaco se disparaba. Cuando término, la metió un dedo por la vagina y con la palma de la mano empezó a frotarla el clítoris. Cuándo notaba que estaba al borde del orgasmo, paraba y a los pocos segundos volvía a empezar. Así estuvo cuatro o cinco veces mientras el agua de la ducha caía sobre ellos. Finalmente, la hizo poner de rodillas y metiendo la mano entre sus piernas, la empezó a frutar hasta que se corrió otra vez en la palma de la mano, mientras su cuerpo convulso se apoyaba en su brazo. Esta vez si chilló de placer.
    
    —Mañana, como es domingo, vamos a ir a El Rastro: quiero empezar a comprar cosas. Luego vamos a ir a Fuencarral para comprarte ropa que la que te he visto no me gusta: conmigo vas a enseñar ...
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