A mis 12 despertó mi deseo por los maduros, por mi tío.
Fecha: 02/11/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Hasta los hombres más decentes y correctos tienen su desliz. Esto ocurrió cuando tenía 12 años y marcó un antes y un después en como veo al mundo actualmente. Me llamo Alberto y actualmente tengo 22 años, soy de orientación sexual gay. Tengo bastante poca experiencia en el sexo pues es algo que no tiende a captar mucho mi atención no obstante a mis 12 años algo ocurrió que despertó un deseo descomunal por hombres maduros. Para contextualizar un poco mi apariencia por aquellos entonces era la de un muchacho delgado, de piel sumamente blanca (Aún soy igual de blanco), lampiño pues los vellos no me crecieron hasta los 15 aproximadamente y actualmente soy un oso. En fin tenía el cabello corto y gozaba de usar mucho ropa deportiva. Un día estaba de paseo en la casa de mi bisabuela la cual vive en un terreno alejado del pueblo donde vivó entonces llego su hija con su marido, un hombre de cabello canoso, buen físico, un excelente físico diría yo ya que todos los hombres que habían en aquella casa eran algo rellenos; de piel morena, con lentes ópticos que le quedaban muy bien y muy agradable pues no me sentía intimidado como con los otros hermanos de mi abuela. Aquel día era el único niño y estaba sumamente aburrido dándome varias vueltas por los entornos de la casa de mi bisabuela sin nada que hacer, realmente estaba aburrido por lo que logro recordar y mi abuela con el cariño que me tiene me mando a buscar leña, a sabiendas de que odiaba esa actividad y cada que me veía sin hacer ...
... nada, me mandaba. Estaba recuerdo bastante enojado mientras iba a buscar la carretilla para poder traer la leña, en eso se acercó el cuñado de mi abuela a quien me refiero como tío y con una sonrisa me dijo. -Beto ¿Qué haces? -Nada tío, solo voy a buscar leña y me da mucha flojera (pereza) hacerlo. -¿Por qué?, ¿Es muy difícil? -No, pero no me gusta hacerlo. Además estoy solo y es más pesado traer la carretilla de regreso. En eso veo a mi tío tomar de los mangos la carretilla y la comenzó a mover camino al terreno de mi abuela. No dijo más y yo solo lo seguí con una sonrisa pues eso significaba que solo debía cargarla con la leña adecuada y nada más, aunque claro a esa edad solo metía palos verdes y solía ser bien regañado por mi abuela. Mientras estábamos en los alrededores del camino de tierra buscando palos secos ya que mi tío me regañó cuando vio que estaba metiendo leña aún verde, comenzamos a charlar sobre distintas cosas. Había vivido en el norte hasta hacía un año y aún me acostumbraba a vivir en el “norte chico”, era un ambiente distinto y eso le explicaba con palabras sencillas a mi tío. El terreno de mi bisabuela tiene arboles de distintos tipos pero sobre todos, unos membrillares que dan unos membrillos que a mi parecer son deliciosos. Por la época ya no quedaban mucho y los que estaban buenos solían estar en las ramas más altas ya que los de abajo solían ser comida de los caballos; mi tío me vio intentando sacar uno a punta de golpes con una varilla y se incorporó ...