1. La pelua apestosa


    Fecha: 03/05/2021, Categorías: Anal Autor: elcomeculo, Fuente: xHamster

    Ese verano estaba cansado de la civilización y decidí pasar mis vacaciones en una pequeña cabaña que alquilé en el Pirineo.Allí pasaba los días sin ningún contacto con el exterior hasta que apareció ella. Rosa era una chica de 28 años que también había querido alejarse de la civilización para estar unos días sola, en contacto con la naturaleza.Me la encontré en el riachuelo. Empezamos a hablar y como era mediodía la invité a comer en mi cabaña.Ella aceptó y nos dispusimos a preparar algo para comer.Rosa es morena, con los ojos verdes y su cuerpo no es nada despreciable. Tiene mucho pecho y un enorme trasero, la verdad es que sin ser gorda sus curvas son prominentes.Su aspecto era un poco descuidado por el esfuerzo físico realizado en esos días de marcha por el campo y porque me confesó que hacía tres días que no se había podido lavar.Al realizarme tal confesión mi mente empezó a acariciar la idea de poder disfrutar de su cuerpo en ese estado.La cabaña no tenía más que un espacio donde estaba todo, la cama, la mesa y la cocina. Rápidamente la estancia se llenó con su olor corporal a la par que mi excitación subía por momentos.Aprovechando que ella salió para ir a mear, cogí los somníferos que usaba para conciliar el sueño y disolví cuatro en la cerveza que se estaba tomando. Ella no notó nada y se la tomó entera; esa y dos más. Seguidamente nos pusimos a comer y regué la comida con abundante vino, su copa siempre estaba llena. Poco a poco, los somníferos y el alcohol hicieron ...
    ... su efecto y me percaté como su ojos se volvían vidriosos y como le costaba mantener abiertos los párpados.Cuando acabamos de comer me confesó que se encontraba un poco mareada y le recomendé que se tumbara un rato en mi cama. Con esfuerzo y con mi ayuda pudo tumbarse en la cama. Le dije que le iba a sacar las aparatosas botas de montaña que llevaba puestas y ella apenas pudo asentir con la cabeza. Su cuerpo ya no respondía a su voluntad.Me arrodillé a sus pies y empece a desabrocharle las botas. Las saqué aspirando el olor que desprendían sus pies. Realmente era un olor a queso fuerte, la despojé de sus calcetines y el olor aumento. Tenía suciedad hasta entre los dedos.Luego la incorporé en la cama y le subí la camiseta que llevaba. Aparecieron ante mí dos enormes pechos recluidos en un sujetador blanco de algodón. Los estrujé con avidez observando como se le trasparentaban los dos grandes círculos marrones de sus aureolas. Nunca había visto unos pezones más grandes, su diámetro era espectacular.Más espectacular pero fue la visión de la gran mata de pelo que custodiaban sus axilas. Era realmente muy peluda, lo que provocó en mi una gran erección que aumentó considerablemente al oler con avidez sus sobacos. Olían a sudor, no era el olor normal a sudor, era un olor concentrado de días. Le quité el sostén y sus dos tetas se desparramaron por su torso.Ella no podía ni articular palabra, sólo balbuceó algo cuando le desabroche el ajustado vaquero, aun no sé como se lo podía poner, ...
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