Natalia: Los cinco sentidos
Fecha: 10/05/2021,
Categorías:
Erotismo y amor
Autor: a_relatos, Fuente: RelatosEróticos
... de deseo. Le gustaba observarle extasiado apreciando del aroma de aquella arrebatadora mujer en cualquiera de las prendas que le ponía a su alcance. Tenía la certeza de que cuando ella no estaba a veces él visitaba aquel cajón donde las guardaba. Seda y algodón con encajes rojos, blancos, de todos los colores que atesoraban la esencia de su piel. Era otra forma de admirar el atractivo de aquella mujer que lo llevaba al borde del delirio con inusitada facilidad.
El tacto era el protagonista cuando le privaba de los demás sentidos, dejándole a oscuras y utilizando únicamente las manos para recorrerla deteniéndose en todos sus detalles. Los dedos la estudiaban detenidamente, intentando memorizar cada una de sus curvas y superficies, la suavidad de la espalda, la ternura de sus sexo, el contorno de los labios. En tinieblas se disfrutaban con las manos, percibían con mayor claridad las diferencias entre la textura de los senos, los muslos, de su cintura, como si la piel fuese diferente, única, inabarcable.
A veces le gustaba sorprenderlo mientras estaba concentrado en cualquier actividad, para vendarle los ojos y acercarle las manos para que le palpase su cuerpo, para sentir desnuda sus dedos que ávidos la estudiaban detenidamente. El aliento se cristalizaba en la garganta, escapaba entrecortado, quemándole entre las piernas mientras la acariciaba lenta y dulcemente. La tibia textura lo enloquecía, y en la oscuridad percibía los detalles que se le escapaban en los momentos ...
... de pasión. La suavidad de los vellos entre las piernas era diferente, la rigidez de sus pezones se mostraban distinta, irresistible.
Recrearse con la vista era el juego favorito de él. Disfrutar de la belleza de su cuerpo, deleitarse observando las sobras acariciando su piel, persiguiéndola en cada movimiento. Natalia se desnudaba para él, desprendiéndose de las prendas de ropa con parsimonia, sabedora que en aquel juego no le estaba permitido tocar. Agarrado a los brazos del sillón se contenía como podía mientras ella improvisaba desfiles de lencería, se probaba prendas o simplemente bailaba delante de su atormentada víctima. Cada número era diferente, jugaba con las luces y con la música, creando ambientes a su gusto. Se sentía deseada por él, y a la vez segura y poderosa. Verlo al borde de la explosión le excitaba y divertía. Al fin y al cabo le gustaba dominarle, arrastrarlo al borde del éxtasis para luego quitárselo de los labios, observarle retorciéndose de deseo mientras ella lo provocaba con alguna de sus travesuras.
Desnudarse era todo un arte para Natalia y un delirio para él. Cada prenda se desprendía con parsimonia, como si se tratase de una segunda piel. Deslizaba los pantalones sobre su trasero, jugaba con el tanga al son de la música antes de quitárselo. A veces se desnudaba de espaldas, indiferente a su reo que se consumía en el rincón. Utilizaba atrezos para bailar que deslizaba sobre sus curvas. Se acariciaba entre las piernas con una bufanda antes de ...