1. Secuestro ardiente


    Fecha: 19/05/2021, Categorías: Jóvenes Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Bueno, me llamo Lola, tengo 19 años. Vivo en la Moraleja (Madrid). Mis padres trabajan como Médico y Química respectivamente. Soy hija única y en mi casa trabaja dos sirvientas María y Esperanza, madre e hija. María tiene 53 años y su hija 22. Las dos son interinas y viven con nosotros desde hace más de seis años. Llevan su debido uniforme. Con Esperanza tengo una relación muy especial, desde hace unos dos años mantenemos juegos sexuales juntas. Nadie sospecha de nosotras. Pero eso lo contaré otro dia, hoy os voy a contar lo que me sucedio el año pasado por estas mismas fechas.
    
    Sali de la universidad como todos los dias, me dirigí a mi casa con una amiga, esta recibió una llamada a medio camino. Me dijo que se tenía que marchar y me dejó sola. Asi que reanudé el camino, cruzando el parque de San Antonio. De repente justo al salir del parque una furgoneta se paró cerca de mi. Un hombre corpulento con gafas de sol y bien vestido salió de la furgoneta. Me cogio por detrás y me puso un trapo en la boca. Quedé dormida por completo. Al despertarme estaba en una habitación grande, con una tele y una mesa grande, además de la cama donde estaba tumbada como única compañía. Estaba aturdida, me toque la cara y no notaba nada extraño, miré mi falda y mi camisa y tampoco había nada raro. Al cabo de unos minutos entró un hombre de color a la habitación. Al principio me asuste un poco, pero este, me hablaba muy cortesmente. Me dijo que habían pedido un rescate por mi y que todo iría bien ...
    ... si mis padres no lo divulgaban mucho. El hombre mediria cerca de los dos metros, era un armario empotrado. Llevaba gafas de sol negras y entonces me acordé del hombre que me cogió al lado de la furgoneta. Pregunté que pasaba y el hombre me dijo que había sido secuestrada. Me asusté y miré aterrorizada al negro que me tranquilizó diciendo que no ocurriría nada. No pasó mucho tiempo cuando entraron dos hombres más. Uno lo reconocí enseguida, fue el que me raptó. Era alto, no tanto como el negro. Pero también fuerte y de pelo corto rubio, su rostro parecía del este. El otro era moreno, muy atractivo y muy bien vestido, alto como sus compañeros y con imagen de latino. Los tres me hablaron con cortesía, explicandome que no querian hacerme daño y que todo dependia de mis padres. Pregunté si podía hablar con ellos y me dijeron que aún no. El rubio, se marchó a la orden del latino. Al poco rato entró con una bandeja con pasta y ensalada. Me dejaron a solas y comí. Recuerdo que me quedé dormida después de comer. Al despertar me encontré totalmente desnuda en mi cama. Me tapé avergonzada, los tres hombres estaban mirandome al pie de mi cama. No comprendía nada. El latino me dijo que no me asustase, que me había quitado la ropa una mujer. Pero ellos estaban ahí mirandome y puedo decir que me vieron todo. El latino se sentó al borde de la cama y me apartó el pelo de la cara. Me dijo que mis padres no querían pagar el rescate, así que tenía que hacer algo por ellos. No comprendí, pero al ...
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