1. La grúa que levantaba pasiones II - El excursionista vicioso


    Fecha: 19/05/2021, Categorías: Infidelidad Autor: priscilla69, Fuente: CuentoRelatos

    ... algo?
    
    Preguntó preocupado mientras yo, me daba cuenta de que mi pensamiento había dado señales de vida por la boca.
    
    -¿Tienes hambre?
    
    Contesté con otra pregunta para evadir el tema.
    
    -No mucha. Sólo un poquito.
    
    -Y ¿Sólo llevas sartenes en la mochila? ¿Nada de comida?
    
    -Bueno... yo.
    
    -Pues tengo una idea! Ya que estamos los dos hambrientos, pero no llevamos comida ¿Por qué no nos comemos el uno al otro?
    
    -Así, ¿en crudo?
    
    Contestó muy sorprendido a mi pregunta.
    
    -¡Pues claro!¿No has comido nunca sushi? Pescado crudo, ¡vaya!
    
    Como vi que mis expectativas eran inútiles, y ya no tenía nada que hacer, decidí relajarme y meterme el dedo.
    
    Media hora más tarde, llegamos a la playa.
    
    Coloqué todos mis bártulos en orden. La toalla bien extendida, la sombrilla clavada, pero sin abrir y la crema. Le hago una señal para que se coloque a mi lado, pues permanece de pie, con la enorme mochila a sus espaldas y una carpeta azul bajo el brazo.
    
    -¿Qué llevas en esa carpeta?
    
    -Los planos del futuro hotel.
    
    Deja todos sus trastos a mi lado, da media vuelta y se dirige hacia los arbustos.
    
    -¡Oye! ¿No te bañas?
    
    -¡No...o! Yo soy más de mirar, y me interesa la flora y fauna del lugar.
    
    Pronuncia sonriente, mientras yo, estoy a punto de desclavar la sombrilla y darme un homenaje con el palo.
    
    De repente, miro a mi izquierda y contemplo un negrazo tumbado al sol sobre una enorme ...
    ... toalla.
    
    Todo en él es enorme. Sus manos, pies y una enorme columna griega sale de entre sus piernas.
    
    -Ya me estoy derritiendo.
    
    Todo son sofocos y alteraciones en mí.
    
    Se me ha vuelto a despertar el apetito.
    
    Miro hacia los arbustos que tengo detrás, y veo que agachado entre los brezos se haya el excursionista que he traído hasta aquí.
    
    El tío se la está cascando y... ¡Oh no!
    
    Se está pegando el homenaje observando a fondo a mi negrazo.
    
    No puede ser. Yo le vi primero.
    
    Salgo corriendo y sin más preámbulos, me lanzo directa al falo del negrazo, y me empalo a él como una bandera.
    
    Tres segundos después, noto un peso sobre mi espalda y noto como una enorme espada de acero toledano se envaina en mi trasero.
    
    -¡Joder!
    
    Yo que había perdido toda esperanza de comerme un rosco, y al final, han sido dos y de golpe.
    
    Cuando acaba la faena, me levanto como puedo dando tumbos hasta la toalla. Me echo agotada y observo.
    
    Al final, se están comiendo el uno al otro y la que sobraba era yo.
    
    Una vez más, me quedo a dos velas, pero con la esperanza, de que el negrazo ha destrozado las posaderas del excursionista de tal forma que, ha de venir a recogerlo la ambulancia, con la casualidad que, el conductor es el mismo que me auxilió hace poco con: La Grúa que levantó mis pasiones.
    
    Recojo mis bártulos con una rapidez absoluta y salgo a su encuentro.
    
    Yo no me vuelvo a casa sin comer.
    
    -¡Esperaaaa...! 
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