Mi primo Eduardo
Fecha: 20/05/2021,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... De repente, sentí cómo su pene se puso completamente rígido y empecé a sentir su leche entrar en mi garganta, yo seguí moviendo mi cabeza dándole aún más placer. Cuando terminó, me puse a limpiarlo y lo dejé absolutamente brillante. Él estaba rendido, se quedó recostado sobre la arena con los ojos cerrados. Me agradeció con un dulce beso. Yo me acosté a su lado. Estuvimos así durante un largo tiempo.
Ya era la hora del almuerzo, así que nos pusimos en marcha hacia la casa. Estuvimos abrazados todo el camino, de vez en cuando parábamos para besarnos o abrazarnos. No paramos de mirarnos durante la comida. Por debajo de la mesa sentía como sus pies acariciaban los míos.
Después del almuerzo toda la familia se fue a la playa a bañarse y a tomar el sol. Eduardo y yo nos quedamos en la casa bajo el pretexto de arreglar los platos y la cocina. Nos pusimos a hacerlo lo más rápido posible, pero durante que lo hacíamos, hacíamos lo posible por tocarnos o besarnos. Cuando terminé, él me abrazó por detrás, empezó a tocarme por todas partes, me acariciaba el vientre, después los senos y por ultimo empezó a acariciarme tiernamente el sexo. Empecé a mojarme, y a sentir electricidad por mi cuerpo, sin querer empecé a gemir. Me di la vuelta y le di un beso apasionado. Después empecé a besar su cuello, su pecho hasta llegar a su sexo. Él ya estaba en erección así que le di unos cuantos lengüetazos, pero sentí cómo él me tomó por las manos para darme otro beso.
Me llevó hasta su ...
... habitación y cerró la puerta, me puso delicadamente sobre su cama y empezó a besarme por todas partes. Empezó por mis piernas y al llegar a mi sexo paró, y me besó en la boca. Fue bajando hasta llegar a mi ombligo. Yo estaba ya bastante mojada y quería más. Así que empecé a quitarme la camiseta que llevaba puesta y los shorts. Quedé en ropa interior. Él paró y se quedó mirándome y diciéndome lo bella que era. Después él retomó su trabajo. Mientras yo le quitaba sus bermudas él me quitó el sostén y luego los calzones. Me preguntó si era la primera vez. Yo le dije que no.
Mirándome a los ojos, se puso un condón, y besándome empezó a penetrarme lenta pero fuertemente. Paró cuando llegó a la mitad y me penetró hasta el fondo con mucha fuerza. Yo no pude evitar el gemido que salió de mi garganta. Él iba aumentando el ritmo y la fuerza cada vez más. Los dos sudábamos entre las sábanas y gemíamos apasionadamente. Después de unos minutos, sentí cómo un orgasmo empezaba a crecer dentro de mí. Le pedí que fuera más rápido, más fuerte, quería más, más, más, ¡¡¡MAS!!! Las paredes de mi vagina empezaron a contraerse y una fuente de líquidos bañó su pene. Cuando terminé él empezó a gemir y a darme más fuerte, lentamente sentí cómo un segundo orgasmo aún más fuerte que el primero crecía con fuerza dentro de mí. Para él era lo mismo, me daba más fuerte y más fuerte, con una fuerza de animal. Ambos terminamos completamente cansados pero felices. Nos quedamos ahí, acostados como una hora, ...