Orgasmo en el metro
Fecha: 28/05/2021,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: despaldas, Fuente: CuentoRelatos
Cada vez que tengo que bajar a la Capital por motivos de trabajo o personales, me recorre un gusanillo por todo el cuerpo difícil de explicar, pero para podáis entenderlo os contaré una de mis historias acaecidas en el Metro.
Tengo 37 años y siempre he tenido una buena apariencia, lo cual hace más fácil aprovechar ciertas situaciones que se dan cualquier mañana, en hora punta en el Metro de Madrid.
Aquella mañana, como todas, la estación de Atocha Renfe estaba hasta la bandera, como mínimo había que esperar un par trenes para entrar como sardinas enlatadas al vagón, a mi lado esperando había una joven de unos 20 años con una carita angelical y un cuerpo de excepción, minifalda a tablas y camisa blanca semitransparente, que dejaba entrever un sujetador de encaje que quitaba el hipo.
Mientras nos acercábamos al andén para poder acceder al vagón, empecé a tantear el terreno, con la mano colgada sujetando el periódico empecé discretamente a rozarla, aprovechando los empujones de la gente para coger sitio, de momento no se dio cuenta, acababa de pasar un tren y seguramente en el próximo entraríamos al vagón, ella, creo que inconscientemente, también se pegaba a mí, lo cual aproveche para seguir trabajando poco a poco aquel cuerpo monumental sin que mi niña se inmutara o lo tomara como habitual en la situación que nos encontrábamos.
Llegó el tren y me quedé discretamente un poco detrás de ella, para entrar a la misma vez y en el mismo sitio, llegado casi a la puerta ...
... dudó si esperar al siguiente, pero con un leve empujón la introduje en el vagón y yo detrás de ella. Mientras la gente se terminaba de colocar, ella se dio la vuelta quedando frente a mí sin poder mover ni un músculo de su cuerpo, discretamente fui subiendo la mano con el periódico hasta colocarla en forma napoleónica, apoyada sobre mi pecho y a escasos centímetros del suyo. Por fin se cerraron las puertas y empecé a maniobrar discretamente, realmente no sabía si lo que había ocurrido hasta el momento de los roces, era cosa de mi fantasía o es que la niña tenía ganas de marcha. En el primer movimiento del tren me eché un poco para adelante, llegando a rozar la parte de arriba de uno de sus pechos, ella instintivamente retrocedió, lo cual me dejo hecho polvo (mi gozo en un pozo), no quise insistir ya que no quería encontrarme en la situación de que me montara un escándalo en medio de tanta gente. Yo seguí con mi postura y mi niña pareció pensárselo mejor y se acercó a la postura inicial como diciéndome “Aquí estoy”.
En esos momentos sentí una mezcla de excitación, nervios y morbo difícil de explicar y empecé el contraataque, afortunadamente la mayoría de la gente que nos rodeaba estaba de lado o de espaldas con lo cual podía actuar con tranquilidad, apoye la mano del periódico directamente en su pecho y acompase el movimiento al traqueteo del tren (arriba-abajo arriba-abajo) lo cual le hizo que los pezones se le pusieran duros y ella a su vez se sonrojara, pero no se apartó, ...