HALLOWEEN Y LA GATA - Relatos Eróticos

HALLOWEEN Y LA GATA

... la que soltó mi cabeza, se colocó de espaldas, sacó de una mesita de noche que no era capaz de distinguir un pequeño bote de lubricante y me ofreció, sin palabras, a que la penetrara. Disfrutaba dentro de ella, con su ritmo pausado, como si estuviera deleitándose con un postre y quisiera prolongarlo el máximo tiempo posible. Por otro lado, mi curiosidad no deja de crecer, y mi mano se fue varias veces hacia su entrepierna. Al principio la rozaba y me daba vergüenza seguir, pero finalmente me di cuenta de que no había nada de lo que avergonzarse. Lo aferré con fuerza y noté una cálida humedad: nuestro lento juego había hecho que soltase un poco de esperma. Lo aferré con fuerza y empecé a moverla, tan pequeña en mi mano, a la par que yo movía mis caderas cada vez más deprisa. La respiración se volvió un susurro, el susurro y jadeo, y el jadeo un gemino. Mi mano se cubrió de su humedad, y pocos segundos después, el interior de su cuerpo también se llenó con mi esperma. Rendidos, caímos sobre la cama. La gata me abrazó y permanecimos así un buen rato.Cuando me iba a marchar, me dijo: “Si quieres, quédate”. Algo en su voz volvió a despertar algo dentro de mi. La noche se hizo mucho más corta al compás de nuestros gemidos. Al amanecer, me marché a mi casa. Sobre su mesita de noche le dejé mi correo. Nunca me escribió.