Mi primo Enrique (parte 1)
Fecha: 22/06/2021,
Categorías:
Transexuales
Autor: aidan, Fuente: CuentoRelatos
... con barba y gafas, que me dirigió una sonrisa y una mirada insistente. Le paré por las buenas:
- ¿Tienes fuego?
En realidad yo no fumo y el recurso está ya muy gastado, pero funcionó. El tipo encendió un mechero pero lo apagó la brisa. Entonces le dije:
- Vamos ahí junto al muro, que está más resguardado.
Y más discreto también, claro. Ahora ya ni le dejé encender el mechero sino que pegué mi boca a la suya mientras él me echaba mano al paquete. Supongo que se sorprendió al ver que ya la tenía dura. Me desabroché los pantalones y me bajé el slip mientras él se la sacaba e inmediatamente se arrodillaba para chupármela. El tío lo hacía muy bien. Mientras, se masturbaba con una mano y con la otra me recorría la raja del culo, que yo tenía húmeda de sudor. Le follé la boca enérgicamente hasta que estuve a punto de correrme. Entonces la saqué de su boca y le solté unos buenos chorros de semen por la cara. Algunos le cayeron en la barba y otros en las gafas. Él se corrió también, derramando su leche por la hierba. Me la limpié, volví a meterla en el pantalón y me despedí:
- Chao, tío
- Hasta otro día
Cuando llegué a casa no estaba demasiado motivado para seguir explorando el sexo de mi primo. Pero parece que Enrique deseaba lo contrario: me lo encontré en el sofá, ante el televisor, completamente desnudo y toqueteándose. Creo que esperaba que yo hiciera lo mismo, pero me senté a su lado tal cual venía. Enrique me insinuó:
- ¿Hoy no tienes calor?
- Sí, ...
... pero estoy bien así. Tú sigue.
Y le apreté los pezones, suavemente al principio, después con más intensidad. Mi polla empezó a endurecerse dentro del pantalón. Aproveché para preguntarle directamente:
- Me estuviste mirando el otro día con Sergio, ¿no?
- Bueno, sí, un momento ...
- ¿Y qué te pareció?
- ¿Os lo pasabais bien, verdad?
- Sí, claro
- ¿Qué le estabas haciendo a Sergio?
Enrique ya tenía dura su verga adolescente. Le acaricié el pecho y los muslos mientras le explicaba:
- Le estaba dando por el culo. Es decir, metiéndole la polla por el ano. Da mucho placer, ¿sabes?
- No, no lo sabía ... no lo he hecho nunca.
- ¿Te gustaría?
- Si no duele ...
- Déjame hacer una prueba.
Me levanté del sofá. En los pantalones ya se me marcaba un buen bulto, a pesar del polvo de un rato antes. Hice arrodillarse a Enrique sobre el sofá.
- A ver, enséñame el culo.
Le separé las nalgas con mis manos. El chico tenía un ano sonrosado, sin un pelo, que invitaba a follarlo. Me preguntó:
- ¿Qué te parece?
Por respuesta, me humedecí un dedo y lo paseé por su ojete antes de introducirlo muy suavemente. El músculo no ofreció ninguna resistencia, pero Enrique se sobresaltó un poco. Le murmuré al oído:
- Estate quieto, guapo. Y relájate, verás qué gusto te da.
Empecé a mover el dedo en su interior, mientras con la otra mano me desabrochaba el pantalón y liberaba mi verga del slip que la oprimía. Enrique parecía contento
- Qué gusto, Miguel, ...