Sexo fin de semana - Relatos Eróticos

Sexo fin de semana

Estaba impaciente, esperaba a una pareja que habíamos quedado, el como cornudo, quería ver cómo se la follaban a su mujer. Mientras esperaba, era sábado, en el piso de arriba se oían gemidos de placer: varias veces me los encontraba en el portal y ella vestia faldas cortas que dejaban ver sus esbeltas piernas y en el ascensor, una vez se puso tan cerca de mí, dando su culo contra mí que mi entrepierna se empinó, ella se dio media vuelta y sonrió, cubriendo y lamiendo con su lengua, sus abiertos labios. Lo entendí: , paré, el ascensor , y mientras una de mis manos desabrochaba su blusa, dejando sus tetas al aire, aprisionadas por mí mano, sobándole los putos pezones, largos y duros como balas: Mi otra mano le levantó la corta falda y aparté su tanga dejando libre su culo y coño, rápidamente ella me bajó la cremallera de mi pantalón y extrajo mi verga y se la introdujo en la raja llena de fluidos, estaba excitada la muy zorra. Le di varias embestidas que ella tuvo qué agarrarse en el cristal, me decía que así estaba bien y que la diera más fuerte: con su culo sobresaliendo e inclinada , la coji del pelo y tirándola para mí la penetraba, entrando y saliendo mi verga dentro de ella, en él espejo veía su lasciva cara, su boca entreabierta y sus ojos, medió cerrados, pidiendo más: sus movimientos de cadera fueron más rápido y supe cuando llegaba al orgasmo, cuando su chocho ya estaba mojado, mis empujes fueron tan brutales que ella gritó, “ qué rico, que gusto”, mi leche salió ...

... disparada al mismo tiempo, dentro de su abierto coño. Con estos antecedentes me la image y me tocaba mi pene erecto, acariciando el frenillo, cuando llamaron a la puerta, la pareja. Ella era rubia con pelo corto y vestida con un vestido verde muy apretado que marcaba sus bragas y sus curvas. El rostro pedía placer y sus ojos reclaman polla. El marido tenía buena planta y era agradable. Tomamos unas copas y charlamos de varias cosas. Ella estaba medió inclinada sobre el sofá, dejándome ver sus senos y sus bragas azules, me acerqué a ella, y de pie le pedí que me sacara mi pene y me la mamara, ella sonrió y miró a su marido llena de picardía. No era inexperta, su lengua llena de saliva lubricaba, preparando, la penetracion anal, que iba a ocurrir. La agarre de la nuca, y la empujé hacia mi, haciendo que mi verga llenara su boca, sus ojos me miraban , casi llorosos pero ansiosa de frotar y entregarse con vicio de zorray cuando le dije que me hablara sucio: empezó a decirme: puto, cabrón, follame ya, quiero entregar mi sexo como gata en celo, soy tuya, para todo. La hice bajarse del sofá, la puse a cuatro patas, y metí mi lengua, en su sexo, abierto y jugoso, hizo gemir su garganta y se ponía tan cachonda que mi polla, colgaba como un bicho, levante su vestido hasta que pude joderla, metiendo la verga, hasta el fondo, así, con mis brazos la rodeaba la cintura y me impulsaba más, ella resbaló de una metida profunda, intensa, pronto se enderezó y puso en pompa su culo, quería ser ...