1. El inquilino 2, continuacion


    Fecha: 04/07/2021, Categorías: Infidelidad Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues

    ... del pantalón del pijama para que pudiese llegar a su polla como la vez anterior. Yo estaba sentada a su lado, apoyados el uno en el otro hombro con hombro, e instintivamente en que mi mano aprisionó entre los dedos su polla comencé con un suave movimiento arriba y abajo. Era increíble volver a tener ese miembro entre mis manos. Esta vez no hubo muchos preámbulos ni miramientos. Nada más tener su miembro aprisionado entre mis manos comencé a masturbarlo, estaba claro lo que iba a suceder, y además los dos lo deseábamos. El silencio se veía alterado por el ruido inconfundible de las ropas, y las respiraciones agitadas de ambos. Miguel cerró los ojos y se abandonó a mis caricias. Yo aceleré el ritmo de mi mano urgente por comprobar una vez más con mis propios ojos la eyaculación de aquel macho salpicándolo todo. Esta vez pude fijarme en algunos detalles que se grabaron en mi retina. El pelo canoso que decoraba su pubis, la piel cuarteada por los años, y el intenso color morado de su prepucio cada vez que los descapullaba. Miguel abrió los ojos para sorprenderme absorta contemplando su virilidad. Me acarició en el hombro con la mano con que me rodeaba el cuerpo, y sin dejar de mirarme fue deslizando su mano poco a poco por mi espalda hasta alcanzar a sobarme el culo. Fue al notar la presión de sus dedos en mis nalgas cuando me percaté de que llevaba un tiempo acariciándome el trasero. Yo había permanecido absorta y concentrada en mi faena. Nuestra mirada se cruzó en el ...
    ... preciso instante en el que su mano se deslizó por debajo de la tela del pantalón que llevaba puesto para sobarme a placer el culo entre el pijama y las braguitas. Esta vez lo deje hacer. Le dejé claro con la mirada que gozaba de mi consentimiento para proceder. Seguro de sí mismo introdujo su mano incluso por debajo de la tela de mi braguita para comprobar la suavidad de mi piel directamente con la palma de su mano. Casi en ese mismo momento se corrió salpicándolo todo. El primero y más potente de sus chorretones me salpicó la camiseta a la altura de mis pechos. El segundo salpicó su camiseta, y los posteriores se dispersaron sobre su pantalón hasta terminar escurriendo sobre mi mano. No nos dijimos nada. Tan solo nos miramos el uno al otro cómplices del momento compartido. Yo esbozaba una sonrisa satisfactoria al comprobar el resultado y él trataba de recuperar la respiración. Hasta que alertados por el ruido proveniente del cuarto de mi hijo Miguel se incorporó y se excusó con el fácil argumento de tener que ir a limpiarse. Lo esperé a que saliera del aseo pero se encerró en su cuarto. Supongo que muerto de vergüenza, lo cual agradecí yo también. El caso es que yo estaba cachonda perdida por lo que acababa de suceder y necesitaba aliviarme como fuera. Me encerré también en el dormitorio y no tuve más remedio que masturbarme. Sé que soy algo escandalosa cuando me desato, y no pude evitar gemir en voz alta llegado el momento de mi clímax. Inevitablemente debí evidenciarle a mi ...
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