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El inquilino 2, continuacion
Fecha: 04/07/2021, Categorías: Infidelidad Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues
... haces?- Le pregunté deteniéndome indignada por su caricia y apartándole con mi mano libre su mano traidora. -Lo siento no he podido resistirme- esgrimió arrepentido y temiendo que todo se fuera al traste. -No me gusta que me acaricies. No lo vuelvas a hacer- le espeté al tiempo que recobraba mis caricias en su miembro. -Lo siento de verdad- pronunció a media voz de nuevo recostado en el sillón y dejándose hacer. -Aquí solo toco yo, está claro- pronuncié en un tono de voz entre perversa, sádica y enfadada. -Sí, sí, lo que tú digas- susurró concentrado en no correrse todavía. En esos momentos pude observarlo algo más fríamente. Miguel tenía los ojos cerrados suplicante y no dando crédito a su suerte. El pobre me dio pena, se le veía desesperado sin saber qué hacer con sus manos. No se atrevía ni a rozarme. Así que le hice reposar sus manos boca abajo junto a sus piernas en el tresillo, para luego sentarme a horcajadas sobre su regazo, atrapándole las manos entre sus piernas, el sillón y mis muslos. Se encontraba inmovilizado a mi merced e incrédulo ante mis intenciones. Por mi parte, esa sensación de poder me hizo sentir extrañamente bien. Resultaba agradable disponer de un hombre madurito de esa manera. Tan experto en algunos temas, y tan inexperto en otros. Intercambiamos una mirada cargada de lujuria y deseo cuando introduje de nuevo tras la interrupción mis manos por debajo de la tela de su pantalón y aprisioné de nuevo su miembro entre mis dedos. Miguel cerró los ojos y ...
... echo la cabeza hacia atrás incapaz de aguantarme la mirada. Aproveché la ventaja de la contienda visual para bajarle el elástico del pijama y desnudar ante mi vista su magnífica polla. Me gustó. Me gustó tanto lo que veía, que hasta Miguel me sorprendió observando absorta su polla con detenimiento. No quería perderme ni un detalle de su iniesta anatomía. Incluso me mordí los labios y suspiré conteniendo mi propio deseo. Mi mirada se cruzó entonces con la de Miguel. Me relamí mi propia mano con la intención de ensalivar y lubricar bien su miembro para facilitar la fricción. Nunca me había comportado de manera tan lasciva y provocadora con mi marido, pero lejos de resultarme desagradable me encantó el sabor que su polla había dejado en mi lengua tras relamerme la palma de mi mano. Quise ver como asomaba su prepucio cada vez que bajaba con mis dedos los pliegues de su carne. Era hermosa contemplar su capullo asomar entre mis manos. Miguel me miraba como no dando crédito a su suerte, y trataba de memorizar cada pequeño detalle. Entonces deslicé mi mano libre por debajo de la camiseta de Miguel. Me dediqué a jugar con los pezoncillos de su tetilla. A torturarlo literalmente. Con cada pellizquito que le daba en la parte más sensible de su torso, podía apreciar nuevas convulsiones en mi mano. -Quiero ver cómo te corres- le susurré, -quiero ver cómo te corres en mi mano- pronuncié a media voz reclinándome sobre su cuello para besarlo tímidamente en esa zona tan erógena del cuerpo ...