1. Mi bella rubia


    Fecha: 10/11/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi esposa es una bella rubia casi perfecta, cabello muy claro, ojos azules claros, piel muy blanca,senos perfectos, bello y firme trasero por el gym, pies lindísimos, tiene 28 años, mide 1.70 tiene un rostro de portada.
    
    Después de ir al médico me tenía pasando hambre, pues le dijo que no tuviera sexo por un mes, por unos supuestos hongos vaginales.
    
    Una tarde volví muy temprano a casa por un conato de incendio en el edificio donde tengo mi empresa. Al entrar a casa oí unos fuertes gemidos de placer que venían de mi habitación, me asomé y allí la vi cabalgando lujuriosamente sobre un hombre negro enorme y grueso. Nunca la había oido gemir de esa manera, ni gritar de placer al llegar a un orgasmo, pero el negro no la dejo descanzar y continuó dandole, muy pronto Helena tuvo un nuevo orgasmo, el la acostó de lado y luego se montó sobre ella, y pronto la oí gritar de placer al llegar a su tercer orgasmo, pero continuaron tirando con lujuria. Luego de un par de minutos él dio un grito y la sujetó fuertemente por las caderas mientras se vaciaba en ella, y Helena gritó y lo abrazó con desespero. Se quedaron en la cama un rato besandose y luego se parararon y se fueron a la ducha. Al volver vi como mi bella esposa satisfacía a aquel hombre con gran deseo en la cama y le decía algo al oido y se acostaba boca abajo. Vi el pene de aquel negro y no comprendí como podía entrar ese enorme sexo en el delicado cuerpo de mi mujer. El negro empezó a lubricar su ...
    ... ano y quedé de una pieza, Helena siempre se había negado a que siquiera le tocara su ano. El hombre la trabajó un ratito y montandose sobre ella la penetro por detrás. Su pene entró sin resistencia y comprendí que hacía mucho que tenía sexo con él por allí.
    
    Los gemidos empezaron de nuevo, el hombre acariciaba su clítorix y le dio 2 fuertes orgasmos, entonces se arrodilló y levanto a mi esposa, quien empezó a moverse lujuriosamente montandolo como una amazona nuevamente. Veía aquellas oscuras manos tocando morbosamente el bello cuerpo de mi esposa, y el contraste de su nívea piel con la oscura de él lo hacía más excitante.
    
    Empecé a masturbarme mirandolos. Helena tuvo otros 3 orgasmos antes que el negro depositara su semen en su ano.
    
    Me escondí para continuar observandolos y escuche que el hombre le preguntaba a Helena: ¿crees que te haya preñado ya?, quedé de una pieza, y ella contestó: Estoy en medio de mi ciclo, y tenemos 2 días haciendonos el amor, yo creo que ya estoy preñada, y lo beso. Entonces el le dijo: ¿Y cómo sabes que no es de tu marido?, Helena rio y le dijo: Le dije que el ginecólogo me había prohibido el sexo por unos hongos por un mes. Ambos rieron.
    
    Instalé cámaras escondidas en varias partes de la casa, y descubrí que Helena era visitada cada día por aquel hombre.
    
    Un mes después me dijo que quería el divorcio, pues amaba a otro hombre. Accedí. Hoy día la vi, su vientre es muy notorio ya y tiene casi 7 meses de embarazo 
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