1. Pajeándonos juntos y más


    Fecha: 17/07/2021, Categorías: Voyerismo Autor: dandar, Fuente: CuentoRelatos

    ... palma y así logró darme más placer. Por mi parte hice con su pinchila lo que me gusta hacerme a mi: juntar en los dedos los líquidos preseminales y llevarlos a su boca.
    
    Nos estábamos tocando las pijas, el uno al otro, pajeándonos. Dejamos de mirar la pantalla de la computadora para mirarnos las chotas. Ambos nos sonreímos.
    
    Probándonos
    
    Me encantó agarrar la pija suya. Como la mía, gorda, dura, con el relieve de las venas, pero era de otro al que pajeaba, y otro me pajeaba a mi. Carlos llevó su mano desocupada a la boca, la llenó de saliva y la untó en la verga. Lo imité y ya no reprimimos los gemidos. Si decirme nada, se inclinó y empezó a pasar su lengua en mi glande. Di un salto de placer.
    
    —¡Qué rica la tenés! –exclamó.
    
    —¡Qué rico lo que hacés! – dije.
    
    Mi comentario lo animaron a tragarla entera. Sin soltarla, salió de la silla y se arrodilló entre mis piernas. Mientras su boca jugó con mi pedazo, sus manos acariciaron el pecho, vientre y bolas, y una de ellas me levantó un poco el culo y tocó el perineo.
    
    —¿Te pajeas por atrás? – consultó.
    
    —A veces…
    
    Entonces Carlos retomó la mamada y, corriéndome el hilito de la tanga metida, me hundió lentamente ...
    ... un dedo en mi agujero. Cerré los ojos y disfruté. Y sentí que entraron otros dos, enteros.
    
    El debió advertir mi pronta acabada pues detuvo lo que hacía, apretó la base del tronco, y se incorporó.
    
    Al tenerlo a mi costado, con su pija alzada a cinco centímetros de cara, abrí mi boca y la comí. ¡Era riquísima! Pero Carlos hizo que me levantase y me abrazó, logrando juntar las dos porongas, para luego buscar mis labios y besarme. Nuestras lenguas intercambiaron los jugos de uno y otro, que sentimos sabrosísimos…
    
    El bajó sus manos a mi pija, la juntó a la suya, y empezó a pajearlas. Eso me calentó al máximo, necesitaba largar mi leche dentro de un hoyo, así que, parados como estábamos, le di vuelta, separé sus nalgas y metí mi estaca en su culo.
    
    —¡Si!, ¡Dame pija! ¡Reventame el culo! ¡Llename el orto de leche! – gritó
    
    Así hice, mientras tomé su pinchila y la pajeé. Tres minutos después, él empezó a acabar. Algunos chorros los junté en mi mano derecha. De inmediato acabé yo, dentro de él. Carlos se separó para recoger mi semen saliendo de su culo. Lo llevó a su boca, sonriéndome.
    
    Entendí. Su leche puse en mi boca, juntamos los labios y compartimos…
    
    (Continúa) 
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