Virginia - Relatos Eróticos

Virginia

VIRGINIA
Os cuento mi segunda experiencia. Ésta ocurrió cuando tenía 41 años. Tengo que decir que esa década fue la mejor en cuanto a ligues se refiere. Hacía mucho deporte. Llevaba mucho tiempo corriendo y haciendo gimnasia en casa. Parecía un galán de Hollywood. Me llegaban a comparar con Richard Gere. 
Entré en un trabajo muy mal remunerado, pero en que la mayoría eran chicas. Me sentaron con Virginia que me iría enseñando el oficio. Virginia era espectacular. Muy joven. Alta con pómulos salientes, belleza eslava, morena. Cono ojos grises. Delgada pero esbelta. Y con una personalidad muy fuerte. Creo que nos gustamos desde el primer momento.  Me dijo que tenía algo de sangre gitana. Se apretujaba contra mi espalda y terminó volviéndome loco. Me enamoré de ella. Me gastaba bromas diciendo que se encontraba mal de la garganta. En otra ocasión no se podía sentar en la silla. Y es que estaba casada.
Se peleaba todos los días con su marido. Pero le amaba con una pasión tremenda. Un día le oí muy enfadada hablando con él por el móvil. Estaba celosa. Creía que su marido le había sido infiel.
Ese día me dijo que si quería me llevaba en coche. Me dijo que si ...

... quería tomarme algo en su casa. No me lo podía creer. Pero así fue. Virginia era una mujer que en la cama era vertiginosa. Se tiro a chupármela y se la metía hasta el fondo como en las películas porno de entonces. Me hacía verdaderas gargantas profundas. Tosía. Se ahogaba con mi pene. Creía que me moría. Llegué a jadear. Me comía los huevos. Bajaba con su lengua y me chupaba el culo. No tenía mucho pecho, pero me comía sus senos. Me tire a lamerle el clítoris, pero casi no me dejaba por la pasión que tenía. Le metí el dedo por el culo y ella me dijo que así así. Follamos en todas las posturas. Encima hacia delante, hacia detrás, a cuatro patas. Me dijo que esperara. Entró en el servicio y al rato salió. Hacía sexo anal. Que locura. Se la metí por detrás. Gritaba. Se había limpiado el conducto antes. Que apretado la sentía. La sacaba y se la metía en la boca. Del culo a la boca. Hasta que no aguante más y me corrí. Así termino aquella sesión.
Días después me dijeron que no había pasado el periodo de prueba. No la he vuelto a ver. Ella se fue conmigo porque estaba enfadada con su marido. No estaba enamorada de mí. Yo en cambio sí lo he estado de ella.