Una Nadre y sus Dos Hijos (1/2)
Fecha: 27/11/2019,
Categorías:
Incesto
Tus Relatos
Autor: EnriqueCaracas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... el cuerpo, de gemir, de desear que no parase ni a respirar; cuando me chupaba los muslos era doloroso, sabía que terminaría marcada, pero me encantaba sentir ese deseo, las ganas que me tenía, una mezcla entre el dolor de los chupones y el placer de las lamidas que me termina al borde del orgasmo. Hasta que me corrí sin control, con mis manos y las piernas hicieron una tenaza alrededor de su cabeza para que no se parara de chuparme mientras llenaba su rostro con toda mi humedad. Que intensidad de orgasmo, los gemidos ya no los controlaba ni un poco, fue intenso, fue brutal, fue largo. Me quede temblando encima de la mesa en la que en unas horas estaríamos desayunando, necesitaba un momento para recuperar el control de mi cuerpo, mi mente estaba en blanco sintiendo los últimos espasmos del orgasmo que son los más intenso y menos controlados; aunque mi querido hijo no estaba satisfecho y no se iba a quedar con ganas. Me jaló por los tobillos, puso mis piernas en sus hombros y de una sola vez me metió toda su verga hasta el fondo. Sentí que la tenía en el pecho y la sensación me obligó a abrir los ojos de par en par como si viese un fantasma. Me cogió sin contemplaciones, con rudeza, con la fuerza de sus 17 años reventándome. De vez en cuando trataba de lamer mis tetas, de morder mis pezones, aunque la furia con la que me penetraba no se lo permitía. No bajaba la intensidad, por el contrario, cada vez era más rudo. El sonido de su vientre chocando con mi vientre tan mojado me ...
... excitaba más, abrir los ojos y encontrarme con mi pequeño Carlos viéndome me volvía loca, quería hacerlo acabar y que fuese el mejor orgasmo de su vida, toda la cocina estaba llena de nuestros gemidos, de nuestro olor, de los sonidos. Ya no controlaba nada, solo sentía la delicia de cada bombeada entrando y saliendo, como los músculos de mi vagina buscaba apretar su pene para tenerlo siempre dentro.
Hasta que vi a mi otro hijo, Luis en la puerta de la cocina, ni siquiera intentaba esconderse. Estaba parado observándonos, sin quitar la vista de mis tetas y como se bamboleaban, tenía su guevo en la mano y se masturbaba viendo a su hermano cogerse a su mamá. Ver la verga de mi otro hijo y lo grande que la tiene no hizo más que excitarme más y tener el segundo orgasmo mucho más intenso que el primero. Busque como abrazarme a Carlos y con sus fuertes brazos logró mantenerme pegada a él. Su penetración era más profunda en esa posición con mi pecho tan cercano al de él. Me agarraba a su espalda y entre gritos y gemidos le decía como gozaba la cogida que me estaba dando, que su guevo era divino, que íbamos a tirar a toda hora y lo iba a ordeñar hasta que ya no le dieran ganas de estar con más nadie. En un momento Carlos comenzó a bajar la velocidad de la penetración y me vio a los ojos, entendí que estaba a punto de eyacular. Yo quería saborear su leche, se merecía una buena descarga y era mi regalo por ser tan buena madre. Me senté en la silla y lo masturbe con fuerza, como él me ...