1. Mi prima Inmaculada. Más cosas.


    Fecha: 16/12/2019, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Narciso Bello, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    MI PRIMA INMACULADA. MAS COSAS
    Ya conté que mi prima Inmaculada y yo nos hicimos amantes. Mi prima Inmaculada. El incesto da un poco de repugnancia, pero es superior a cualquier relación normal.
    Inmaculada es rubia, delgada y con mucho morbo. No es muy guapa pero tampoco fea. Es muy pudorosa. Yo quería hacer con ella muchas cosas. Ella era reacia. No le gustaba nada de lo que le proponía y estaba loca por mí.
    Teníamos unos 43 años, yo y ella 34.
    Ella se negaba a hacer sexo oral. Pero yo le pedía una y otra vez que lo hiciésemos.
    Probamos y se puso a lamerme los huevos y todo el pene erecto.
    -Así gatita, así- decía yo.
    Se puso a chupármela toda, pero comenzó a tener nauseas. Resultaba que echaba mucho líquido preseminal y le daba asco. Pasmos media tarde intentándolo. Le lamía el clítoris, la vagina, metía le lengua en su abertura. Se ponía como loca. Gritando de placer. Así estuvimos media tarde. Ella chupándomela. Hasta que se acostumbrase a tragarse el líquido. Ella se corría. Pero me pedía que cuando yo lo hiciese no fuera dentro de su ...
    ... boca. Las primeras veces fue así poniéndole la cara perdida de semen. Pero luego cada vez le iba gustando más y más en nuestros encuentros sexuales y terminó tragándose todo. Se volvió una adicta.
    -Te estoy emputeciendo-le dije yo.
    -Cerdo-me contestó.
    Hacíamos sesenta y nueves. Chupándome la polla y yo comiéndole el coño. Disfrutábamos como locos.
    Le pedí que hiciésemos besos negros, pero ella se puso muy enfadada, apretando los puños.
    -Me niego a hacer esa guarrada-me dijo.
    Yo quería hacer sexo anal con ella.
    -Es que eres una muñequita preciosa-le dije.
    Al final accedió a lo de metérsela por el culo. Se limpió meticulosamente, poniéndose dos enemas y le llene el ano de aceite. Así muy lentamente. ¡Que gozada!. Entrando mi prepucio por su ano. Sentir esa apretura. Costaba moverse dentro. Hacia delante y hacia atrás. Las primeras veces no decíamos nada, pero cuando cogimos más soltura se la escuchaba gritar de placer. Y me corría dentro de su culo. Luego ella se iba a lavar nuevamente. Nos volvimos adictos al sexo anal.
    -Cerdo, cerdo-me decía.
     
«1»