Con mi profe de la secu - Relatos Eróticos

Con mi profe de la secu

... la ansiedad de tenerla adentro y a la vez sentía un poco de miedo. Empujó despacito y entró poco a poco y de repente entró la cabeza y sentí como algo dentro de mi rajita se rompió y me dolió. Me aferré a él y grité:  "Aaaaaaaaaahhhh". 
No se escuchó mi grito por la fuerte lluvia, pero en un día normal lo hubiera escuchado toda la escuela. Le dije: 
"¿Me la metiste toda?
El dijo: 
"No, solo la mitad".
Yo sentía como las paredes de mi vagina se estiraban y me dolía, pero a la vez sentía algo que no había sentido nunca. Empujó otra vez y ahora sí me la enterró toda, lo supe porque sus vellos chocaron en mi pubis casi lampiña, pues apenas comenzaban a crecer unos vellitos muy finitos casi imperceptibles. Sentí como la punta de su verga se abrió paso hasta adentro de mi coñito recién desvirgado. Tocaba lo más profundo de mí y se quedó un momento ahí sin moverse. Mientras mi vagina se adaptaba a su pene. Yo me sentía feliz, realizada, porque al fin sabía lo que era tener una verga adentro y porque me había entrado toda. Me dolía aún, pero era tanta la excitación que no dije nada cuando comenzó a sacarla solo unos centímetros y la volvió a meter hasta el fondo. Solo gemía y él me besó en la boca, mientras yo lo abrazaba con las piernas. Lo sacaba cada vez ...

... un poco más y me la clavaba otra vez hasta dentro. Hasta que solo dejaba la puntita adentro y luego la metía toda otra vez y cada vez más rápido. Yo perdí la noción del tiempo, aceleró el mete y saca de tal forma que sudábamos a chorros. Yo sentía algo indescriptible y ni me acordaba del dolor. Puso mis piernas en sus hombros y ahí sentí que entro aún más adentro de mí y sus huevos chocaban en mi trasero haciéndome cosquillas que me excitaban más. Sentía como los labios de mi vagina apretaban su miembro y se resistían a abrirse aunque ya ese trozo de carne estuviera bombeando mi hoyito. No supe cuánto tiempo pasó, pero llegó el momento en que sentí la sensacion de placer mas grande que jamás había sentido. El orgasmo. Aunque no sabía que era. Pues yo pensaba que solo era el mete y saca hasta cansarse. Pero cuando me vine, lo abracé con brazos y piernas, tan fuerte que él sintió eso y se vino tambien y sentí sus chorros calientes entrar en mí. Fue algo tan delicioso que quedamos abrazados y basándonos por unos minutos. Cuando reaccionamos, la lluvia se había pasado. Nos levantamos y vi la sangre sobre la banca revuelta con una gran cantidad de líquido seminal. Quizá por eso no vi que fuera mucho, porque se disolvió en el esperma y mis líquidos vaginales.