mi marido con su madre y yo con su padre - Relatos Eróticos

mi marido con su madre y yo con su padre

La vida me llevo por un camino impensado, mas que contenta aceptando lo que me deparo, compartiendo un sentimiento que debería ser solo mio, y tolerándolo, eso es quizá la faceta mas triste, que pretendo mentalmente soslayar. Para ser entendida debo historiar brevemente lo que ocurrió previamente a ser su amante. Soy docente de escuela secundaria, la suerte me llevo a ganar concursos en la capital, pues soy de y estudie en provincia en zona de frontera, donde cuando me recibi tome algunas cátedras, alla era muy fácil conseguilas, no había profesoras, solo algunas, el resto maestras asimiladas. A los 21 con mis padres nos mudamos aquí, la gran capital de la nación. El haber ejercido en zona de frontera el puntaje para concursar se multiplica, por eso gane los primeros concursos siendo tan joven. Siempre fui bastante coqueta y cuidadosa en mi vestimenta, muy detallista en todo, diría todo debería ser perfecto, eso me convertía en una rompe huevos y mis novios no me duraban. Sexualmente normal, a los 16 entregue mi joyita, pero no fue debidamente apreciada, lo que contribuyo para el cambio, luego mi fanatismo por el orden seguia espantando candidatos, en fin, suponía nunca tendria un hogar. El ritmo citadino que es tremendo, mi dedicación al trabajo, mis estudios universitarios, y lo conservador de mi hogar, debilitaron mi ya alicaída vida sexual, haciendo que con la ayuda de algunos juguetes fuese cada vez mas solitaria. Bueno ahora vamos al relato de los acontecimientos que ...

... cambiaron mi vida. Mis materias son lengua, literatura y filosofía, tematica que no a todo el alumnado gusta. A un joven lo tuve como a otros alumnos durante tres cursos seguidos, pero este se diferenciaba de los otros porque lo tenia aplazado siempre, a pesar de tener brillantes notas en todas las otras materias. Por esa causa he sido observada por mis superiores, pero pude probar que el guacho, de lo que yo enseñaba no sabia un carajo. Cuando termina de cursar a los 17 años debía mis materias, y había que, cada tres meses, hacerle mesas especiales. Cansada de cagarlo lo cito a tener una charla informal en una confitería, para eso ya tenia 18, no me acusarían de ningún delito con un menor, además media 1,75 y pesaba sus buenos 70 kilos, todo un hombre. Un chico disciplinado y bastante buen mozo, según radio pasillo, no se le conocían novias ni aventuras, en eso un reboludo, decían las demás profesoras. En mis clases parecía que atendía, quizás demasiado, se sentaba bien adelante. Cuando nos encontramos le pedi me explicara porque me odiaba que se resistía a aprobar mis exámenes. Me contesta, por amor!!!!!!! Que?????, si porque la amo, no se enoje Ud. es bastante mayor que yo (tenia 24 en ese momento), pero aprobar seria no verla mas. Me desubicó, le digo hijo, por favor rinde bien y luego veremos. Luego me fui arrepentida de lo dicho, pero no se como ni porque lo hice. Los próximos exámenes los aprobó con sobresaliente y cuando recibe la nota del ultimo, me invita a la misma ...