Una noche en el calabozo
Fecha: 13/02/2020,
Categorías:
Sexo en Grupo
Tus Relatos
Autor: Kalu Arba, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... las piernas. Sentí que una mano me tocó la panza y comenzó a bajar, me desabrochó el pantalón y me lo quitó.
Me ataron otra vez y comenzaron los latigazos de nuevo.
Me volvieron a tirar los pelos para levantar mi cara mientras la fusta ya no me golpeaba, sino que apenas se movía hacia arriba y abajo entre medio de mis nalgas. El policía que estaba sentado frente a mí acercó su rostro y me dijo:
—Así es como nos aseguramos de que no vuelvas a tener ganas de robar.
—Pero yo no quise ir a robar, me obligaron —le contesté.
—Putita y mentirosa, eh —me dijo gesticulando una sonrisa. Luego me pegó una cachetada haciendo girar mi cara y me escupió— también te vamos a enseñar a no mentir.
—Lucas, ven —dijo y se acercó uno de los policías—. Este hombre es el que se encarga de las mentirosas, ¿por qué no le muestras tu fusta a esta putita, Lucas?
Se paró justo frente a mi cara y se bajó el pantalón, luego apoyó su miembro sobre la mesa. Nunca antes, ni en las películas más extremas, había visto un hombre sosteniendo semejante masculinidad en sus manos.
—Esta es la que usamos para las putas mentirosas —dijo y se volvió a poner el pantalón.
Tengo que admitir que después de ver ese miembro enorme a centímetros de mi cara no pude comprender lo que sentía. Estaba sola, atada, sin pantalones, en un calabozo con seis hombres y uno de ellos con una pija gigante. Tenía miedo, pero no de ellos, sino de mí. No entendía como podía estar tan excitada ante una situación ...
... así. Temía esta vez no poder disimularlo.
Uno de los que estaba atrás me vendó los ojos y me desató, pero no me quitó las esposas. Todo lo que llevaba puesto era mi tanga y una remera escotada que terminaba en mi ombligo. Me empujaron lejos de la mesa e hicieron una ronda a mi alrededor.
Empezaron a empujarme unos hacia otros hasta que me marearon.
Traté de escapar del círculo, pero no podía ver nada y hacia donde iba me pegaban un empujón que me hacía retroceder. Uno me agarro de la remera y me llevó hacia él tan fuerte que me la arrancó. El corpiño también me lo quitaron de la misma manera, no podía ver ni tampoco cubrirme. En un momento me empujaron hacia adelante y, como el que estaba allí se corrió, caí rendida al piso.
Alguien me tomó de la cintura y me levantó haciéndome arrodillar, en ese momento me quitaron la venda y el policía de la verga enorme estaba delante de mí.
Empezó a acariciarme los pechos lentamente y de vez en cuando me pellizcaba o me mordía algún pezón. Sus manos ásperas me excitaban tocando mis suaves senos, temí que se diera cuenta, pero frenó, se paró y se bajó los pantalones.
Su miembro estaba en mi cara, miré hacia arriba y vi que tenía una sonrisa burlona. Sentí que no podía hacer nada y deseé que él hiciera algo.
Agarró su aún flácido condicionante de hombre y comenzó a golpearme con él en mi rostro, intenté fingir que quería alejarme, pero me sostenían de atrás, intentó metérmela en la boca, pero, aunque quisiera, no la ...