El semental de confianza -4 (Final)
Fecha: 22/11/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... caras de su caliente líquido vital, jugueteándolo con sus lenguas y besándose, disfrutando el sabor y cantidad brindados por su semental. Cuando Ramón se separó una vez que acabó, Ana y Patty comenzaron de nuevo a besarse con intensa pasión, pasando el semen del albañil entre sus bocas, aderezando su pasión, devorándolo como podían hasta que no quedara en sus bocas rastro alguno. Ana lamió dela cara de Patty restos aislados y Patty hizo lo mismo. Voltearon a mirarlo las dos, como aguardando su ovación, con sus bellas caras aún brillantes por su saliva.
Ramón les aplaudió lentamente, mientras las calientes hermanas volvieron a besarse apasionadamente.
“¡Eso estuvo supremo!”, dijo Ana. “¡Que forma de manguerearnos a las dos, papacito!”, agregó, mientras Patty solo asentía con la cabeza.
Después del baño de rigor, pasaron a disfrutar de un saludable desayuno que Ana les preparó.
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La señora Patricia encontró a sus dos hijas desayunando con el albañil. Para su fortuna o desgracia, la madre de sus dos jóvenes amantes llegó con sus nietos, hijos de Ana.
Ramón se sintió algo incómodo ya que la madurez y elegancia de Patricia se imponían, aun teniendo la certeza de lo que acababa de pasar. Saludó a sus dos hijas de beso y a Ramón simplemente le dio los buenos días, en un último intento por guardar su honor ante sus hijas.
Ana salió de la cocina para estar con sus hermosos hijos. Patty la alcanzó minutos después, dejando a su madre sola con ...
... el albañil.
“Estoy seguro que nos dejaran solos”, dijo Ramón a Patricia, “tú dirás que procede”.
Patricia solo sonrió y tomó su mano. “Ya veremos”, contestó sonriendo, con experimentada calma.
“¿Crees que los debemos dejar solos?”, preguntó Patty a Ana en la recámara de los niños, mientras Ana preparaba lo necesario para salir.
“¿Qué si lo creo?”, dijo Ana sonriendo. “¡Tenemos que dejarlos a solas!”, agregó tajantemente.
Las hermanas se entretuvieron un tiempo más, yendo de una recámara a la otra.
“Ya saben a lo que vienes”, dijo Ramón al oído de su madura y bella amante, al tiempo que lamió su oreja. “Si tú estás lista, arrímame tus nalgas, súbete”, le dijo al tiempo que palmeaba sus muslos con ambas manos, invitándola. Ramón estaba sentado en la silla opuesta a la entrada con la mesa al frente.
Patricia acercó su boca a la del albañil y se besaron. Se encendió de inmediato. Ramón metió su mano debajo de su falda y bajó su diminuto calzón, sintiendo como su vagina se derretía, mientras la devoraba a besos.
Sin pensarlo mucho, Ramón bajó su pantalón y Patricia de quitó el calzón. No perdió tiempo en saludar su erecto pene, solo trepó en él y la penetró rápidamente. Patricia comenzó a moverse sin pensar mucho en sus hijas que estaban a pasos de distancia, y aunque ellas sabían, le daba una ligera preocupación que la encontraran en esa posición.
“¡Oops!”, dijo sorprendida su hija menor al entrar en la cocina y ver a su madre sentada sobre el albañil, ...