Esposa putita - Relatos Eróticos

Esposa putita

Estamos en un lugar donde nadie nos conoce.
Te pido vestirte muy provocativamente, elijo tu atuendo: putifalda cortísima, se te ven los muslotes tan deliciosos que siempre me encantaron, las tetas casi de fuera.

La idea de lo que te propongo te causa una excitación tremenda, nerviosa.

Tienes la piel erizada y los pezones durísimos... Es casi doloroso.

Tu vagina está deliciosamente mojada, resbalosa, tienes gotitas de liquido espeso, de olor delicioso que se parecen a las gotas de rocío en una rosa por la mañana.

Se me para la verga de solo imaginarte haciendo lo que te ordeno. Eres mi esclava sexual y quiero emputecerte hasta el máximo... convertirte en una puerca que viva para cumplir mis/nuestras bajas pasiones.

Quedamos con un wey y nos encontramos en un bar,  nos sentamos en una esquina.

De inmediato te damos un supet faje que hace que hasta se te pongan los ojos en blanco.

Nuestras manos vuelan por tu cuerpo... Te besamos, chupamos, mordemos.

Tienes la pantaleta completamente mojada, resbalosa.

Te encanta la sensación de ser una sucia puta, desinhibida.

Tus manos tampoco están quietas. Buscan afanosamente esos trozos de carne que calmarán esta noche el deseo irrefrenable de verga que tienes.

Adoras la sensación de carne palpitante, dura, húmeda, resbalosa y sobre todo el hecho de que están así por ti.

Levanto una de tus ...

... piernotas y la pongo sobre la mía, él me imita.

Estás con las piernas abiertas, expuesta... Tienes una boca en cada teta chupando, mordiendo.

Te empiezo a dedear bien rico. Rozo tu clítoris con mi dedo medio y tus liquidos se hacen más abundantes y espesos.

Uno, dos, tres de mis dedos dentro de ti... Hurgando, excitándote. 

Coloco mi rostro en medio de tus piernas, el aroma de tu interior me llega violentamente, embriagándome de placer, ansío probar el origen de ese aroma: tus liquidos sexuales escurriendo y formando un lago en miniatura en el asiento.

Al mismo tiempo, tomas la verga del otro y golosamemte la envuelves con tus labios, enroscas tu lengua en torno a ella. Te la metes hasta el fondo de la garganta. La babeas toda y disfrutas viciosamente.

Te meto la verga y te cojo con bríos.

Ríos de excitación recorren tu cuerpo... Sobre todo al pensar en qué sucio y delicioso es todo esto.

La verga que tienes en la boca empieza a eyacular y suelta chorros de leche caliente y espesa que bebes con desesperación, sin dejar que nada escape.

Al verte tan excitada, disfrutando ser una puerca no puedo evitar venirme y unirme a la expulsión de leche en tu cuerpo que se ha convertido en un objeto sexual para usar a mi antojo.

Es demasiado para tus sentidos, te vienes en un orgasmo violento largo y delicioso.

Nada existe aparte de estas sensaciones.