Como conocí a Diego
Fecha: 24/11/2017,
Categorías:
Gays
Autor: johansarkisian, Fuente: CuentoRelatos
... ante él, vuelvo a sentarme mirándolo, pero esta vez él tiene a su amiguito despierto, deseoso de entrar en mí. El glande se posiciona, Diego sujeta fuerte mis nalgas, y empuja… Suavemente fue entrando, poco a poco, centímetro a centímetro… Y ya me había metido todo el glande dentro. Nunca había sentido algo así, tan doloroso, mi virginidad se iba con su glande queriendo entrar más adentro. El espectáculo que tenía ante mis ojos compensaba todo: la cara de placer de Diego, que continuaba su inserción dentro de mí. Cuando tenía como la mitad de la verga adentro, comenzó con un movimiento suave de mete-saca, que al principio me dolía más que todo lo demás. Seguía sujetado de su cuello, atento a su rostro y él atento al mío. Después de unos segundos, comencé a sentir algo muy rico, era más placer que dolor.
Diego seguía moviéndose adentro de mí, cada vez más rápido, y en uno de sus movimientos, me carga sujetando mi culito, para que su verga no salga de mí. Yo pensé que me iba a caer porque todo sucedió de repente, pero en un segundo ya estaba boca arriba, en su cama. Diego me besa, coge mis piernas y las pone sobre sus hombros, y sin darme tiempo, me embistió con todas sus fuerzas. Ahora sí me la había metido toda su verga y me dolía ...
... muchísimo. Yo para callarme, me muerdo los labios con suavidad, en eso Diego se agacha y me besa en la boca. Un beso muy rico que duró lo suficiente para que pasara el dolor y llegara un nuevo placer, algo que no había sentido nunca.
Diego volvió con su ritmo de embestidas de antes, pero más fuerte, y aceleraba con el tiempo. Llegó un momento donde me di cuenta de lo que estaba pasando, Diego me estaba follando duro, y yo solo quería que siguiera y no paraba de gemir mientras él me embestía. Me sujetaba de su cuello y lo miraba a los ojos, su mirada de lujuria sólo me prendía más y más. Hasta que Diego me besa más fuerte que antes, me muerde el labio y empieza a gritar de placer, era un toro gimiendo, y sentía que su verga estaba teniendo espasmos. Eran chorros de semen, cinco trallazos de lefa fuertes y abundantes que se estrellaron adentro de mí. La sacó, seguía jadeando y observaba atento como la leche se salía de mi culito. Luego se tumba en la cama, y me besa con visible cara de excitación, y a la vez relajación. Me acurruco junto a él mientras me acariciaba el pelo, y dormimos un par de horas.
Desperté y lo primero que vi fue a Diego mirándome con mucha ternura, y lujuria a la vez. Y entre besos y caricias, volvimos a hacerlo de nuevo…