Desvirgando a Martita - Relatos Eróticos

Desvirgando a Martita

... pero al entrar la sentí trajinar en el baño. La esperé a la salida, sin la toalla, totalmente desnudo con mi pija en ristre, apuntando a la puerta, cuando ella abre la misma, lo primero que ve es mi pija, abre los ojos como el dos de oro y no sabe que hacer, yo le digo, perdón, no sabía que estabas en el baño, y pasé al interior del mismo por su lado con mi rabo bamboleante, ella no podía retirar su mirada del mismo. La tomé de la mano y la metí al baño cerrando la puerta, ella no se resistió. La abracé y le tomo la boca en un beso de lengua que ella no sabe como responder, me deja hacer, yo coloco mis manos en sus nalgas y la estrecho contra mi pija, y la franeleo con mi palo, ella solo atina a abrir un poco las piernas permitiendo que la cabeza de mi chota se ubique entre sus piernas rozando sus labios vaginales por arriba de su bikini, corro la parte trasera de su malla e introduzco lentamente un dedo en su apretado culito, ella no se espanta, simplemente echa la cadera hacia adelante apretándose más contra mi palo, mi mano derecha investiga por debajo de la bombachita y encuentra su vaginita totalmente mojada, lubricada, es más, sus juguitos ya comenzaban a correr por sus piernitas. Le bajo la prenda y tomando mi pija desde el tronco se lo ubico entre los pliegues de su conchita y encuentro su canal, muy estrecho, muy lubricado, y apenas ...

... empujando un poquito meto la cabezota de mi verga, ella da un prolongado suspiro, toma aire y empuja su vagina contra el intruso, apenas entran unos pocos centímetros más, la verga se traba en su himen, ella está con los ojos cerrados, suspira y jadea, se mueve despacito atrás y adelante. La alzo de atrás y la subo a la mesada, queda justo a la altura de mi pija y sin más le digo, aguantá que te entra toda y se la mandé hasta el fondo. Ella gimió pero aguantó a pie firme. Ya no era más virgen, tres cuartas partes de mi verga estaban dentro de ella. Me quedé quietito un momento hasta que ella misma comenzó un pequeño vaivén, luego de un par de minutos se movía como una experta, y rápidamente llegó a un orgasmo, su calor interno era un volcán y yo no pude aguantar mucho más, llené su cuevita con unos largos chorros de semen, y finalmente salí de su interior liberando así una pequeña catarata de sangre y semen. Ella no había abierto la boca para nada. Me mira seria a los ojos y me dice que no le cuente a su Mamá, por que se va a enojar y ella no va a poder venir mas a la pileta. Que le había dolido pero que le había gustado mucho. Que cuando yo quisiera lo podíamos repetir. Eso me subió al cielo. Ya tenía carne tierna para experimentar, la próxima sesión iría por ese apoteótico culito, y obvio que por el de la madre. Jajaja. Pero eso es parte dos.