CON UN VETERANO EN UNA VISITA DE TRABAJO - Relatos Eróticos

CON UN VETERANO EN UNA VISITA DE TRABAJO

Mi adicción al sexo no cambio. Sigo igual de cachonda casi todos los días. Hace ya rato que estoy sin novio y la verdad me gusta mucho disfrutar así, sin compromisos y con total libertad de estar con quien me plazca.
Me gusta salir, por lo que disfruto los viajes de trabajo donde siempre hay tiempo para pasarla bien. Siempre trato se salir sola, para no involucrarme con mis colegas y compañeros de trabajo. Cuanto menos sepan de mi vida privada, mejor.
Actualmente tengo 3 perros, Tato (ya un poco viejo), Tito y el nuevo Bartolo. Todos muy serviciales a su ama. Sigo visitando la finca de mis abuelos y sus hermosos caballos.
Pero lo que se me incremento mucho fué mi gusto por esos viejos con buena pija, actualmente muy dificiles de encontrar.
Esto me recuerda a una visita a una localidad de Rio Negro, para ver donde se construiria un albergue para los trabajadores y las oficinas de una nueva empresa radicada en la región.
Ya habia instalaciones, un taller, un albergue pequeño y una casa donde se hospedaban los dueños cuando venian de visita. Por lo que el encargado me invito a que descansará ahí y no tener que pagar alojamiento en el pueblo.
En el albergue viviá un mecánico, oriundo de Misiones, con sus mas de 50 años a cuesta, gringo de los grandes, robusto, barba prolija y manos grandes. Lo observé mientras recorria el lugar y el trabajaba en un viejo tractor.
Era verano con noches frescas pero agragables. Yo volvía de un cantina donde fuí a cenar algo y me lo ...

... encuentro en el camino. Encaramos juntos a la finca. Cuando llegamos el sereno nos saludo, era un viejo tambien,  rasgos mapuches, ya alcoholizado y cantando. Nos invito a quedarnos con él pero nos negamos al ver su estado.
No perdí tiempo y mientras avanzavamos le fuí preguntado por su familia, compromisos, etc. hasta que lo hice entrar en el tema sentimental. Despues de una corta charla de no mas de 10 minutos me invito a tomar un cafe,  a lo cual acepté con gusto.
Era un monoambiente, muy bien ordenado para ser un mecánico. Como ya tomé confianza con él, lo felicite y me sente directamente en su cama luego me recoste y gire demostrando lo cómoda que estaba ahí. Pude ver recién ahí como observaba mi grandes pechos  y mis nalgas bien firmes. El no pudo contenerse, empecé a notar como se ajustaron sus pantalones, dejo la bandeja con el café sobre la mesa y se dirigío a mí, mientras yo lo esperaba recostada, con mi brazo cruzado para marcar mas mis pechos.
Se sento y comenzó a acariciar mi cuerpo, con solo una mano podía tomar toda una nalga sin problemas y apretarla con fuerzas, se incorporó y lentamente comenzó a desvestirme, quitó mi remera escotada, luego mi corpiño. Me hizo parar y posó sus labios sobre mis pechos mientras tomaba mi cola, me giró de un solo movimiento y con una de sus manos comenzó a desprender mi pantalon sín dejar de masajear mis pechos con la otra.
Ahí me recosto boca abajo y mientras me quitaba el pantalon iba besando mis nalgas, piernas, pantorrilla. Era ...