1. Joel (el vecinito de Mario 2)


    Fecha: 27/11/2017, Categorías: Hetero Autor: Hunter, Fuente: CuentoRelatos

    ¿Se puede uno enamorar de unas nalgas? Creo que sí. Joelcito, el chacalito que me presentó Mario, me tiene loco. Sus nalgas son perfectas, tienen forma de pera, redondas, duras, paradas, sin vellos. Su culito arrugado y apretado me encanta. Su piel es aceitunada, de un color tostadito que solo intensifica mi lujuria por él.
    
    Le he regalado algunos calzoncillos especialmente para que se los ponga para mí. Apretados, de microfibra, blancos, rojos y uno con un Mickey Mouse. Estos se le pegan al culo como si fueran pintura, le marcan la raja de la nalga y le dejan ver el bulto de la pinga como a mí me encanta. Él sabe que a mí me gusta pasarle la cara por las nalgonas antes de culear, meter mi boca entre sus piernas para sentir el olor a talco que tanto me arrecha. Con mi lengua le mojo el calzón por fuera, le paso lentamente los labios por todo el huevo y bajo por sus muslos lampiños.
    
    Me entretengo sobándole el pecho con las manos mientras mi boca baja por sus pantorrillas y llego a sus deditos, finos, delgados, con uñas largas y bien recortadas.
    
    Joel juega futbol desde la secundaria y está firme, marcado, tiene unos abdominales pequeños pero durísimos. Su espalda está también marcada y a pesar que solo mide como 1.70, el cabello lo hace ver más alto. Una cabellera negra azabache, con el estilo mango chupao que me sirve para agarrarlo mientras me lo culeo.
    
    Anteanoche me fue a visitar a mi apartamento. Estaba ansioso, con ganas de verme, según el para que lo ayudara ...
    ... con su mamá. Ni siquiera dejé que entrara a la casa, lo agarré en el parking del edificio y le mamé la pinga por unos 10 minutos. El me acariciaba el cabello mientras me empujaba sus 7 pulgadas de pinga hasta el fondo de la garganta.
    
    El olorcito a sudor me arrrecha, me excita, me pone como loco. Mientras le mamaba la pinga le puse un dedo mojadito en el culo. Esa es la señal para que se relaje, para que afloje el esfínter y me deje meterle un dedo hasta el fondo.
    
    Este maleantito ya está entrenado para hacerse una ducha anal antes de vernos. Él sabe que me gusta que su hueco esté aseado, limpio, con su ano arrugadito listo para la acción.
    
    Subimos a mi apartamento y le quito de una vez su franela con capucha, los pantalones que usa son de jeans "basta de rifle", le marcan las nalgas exactamente como yo quiero. Joel va directo al sofá y se espatilla, las piernas abiertas con el calzoncillo rojo fuerte, el que le marca totalmente la parte baja de sus nalgones. Lo volteo y comienzo mi acto de adoración a esos glúteos perfectos. Los muerdo, le aprieto y el chilla. Sabe lo que viene.
    
    Le bajo los calzoncillos y comienzo a chupetearlo, a morderlo. Le chupo tanto que voy dejando moretones en sus nalguitas perfectas. Hoy sabe que le toca rejera así que comienzo a darle nalgadas mientras él se cubre la cara con un almohadón de los del sofá. Cada vez que le doy una nalgada se estremece pero sabe que tiene que aguantar para que el premio sea mayor.
    
    Cuando ya no aguanto más le ...
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