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Ana Magal
Fecha: 29/11/2017, Categorías: Gays Autor: Zaratustra, Fuente: CuentoRelatos
Corría el año 2016, andaba yo de amigo de la chica más zorra de la Universidad. "Ella se llamaba Ana, ella se llamaba así, ella se llamaba Ana se llamaba Ana se llamaba así". Un día por mero ocio me pidió que la llevara a casa de un nuevo amigo. Se entregaría a él toda la tarde y yo esperaría afuera en el auto a que, una vez saciados sus vicios, la regresara a casa. Y por mero ocio se me ocurrió empezar sacar pluma y papel y empezar a anotar, uno por uno, a cada uno de sus amantes, fijos, semi-fijos y eventuales de los que yo tenía conocimiento. Para la ocasión ella tendría 18 o 19 años no recuerdo, y la lista de sus cogedores se amplió a treinta y cuatro. Quedé sorprendido y con el falo encendido. Pocos meses después y no recuerdo por qué situación, ella dejó la casa de sus padres y se fue a rentar una habitación en un departamento donde un viejo pervertido le restaba habitaciones a 4 o 5 muchachitas universitarias habidas de una renta barata, un lugar decente y con la facilidad de obtener favores del casero si un día el pago de la renta se complicaba. Fue viviendo en ese departamento que Ana experimentó el lesbianismo y el sexo en grupo. Mis experiencias sexuales con ella si bien no eran cotidianas al menos eran frecuentes, hasta que un día organice un viaje a la playa con Ana y un amigo. El plan inicial era que iría una segunda chica, sin embargo esta canceló de último momento y al final solo nos fuimos los tres. Todo empezó una tarde después de haber ...
... llegado a nuestro destino después de una manejada de 15 horas. Entre sorbos de tequila y cigarros fumados acabé mamándole la concha a Ana en medio de una playita solitaria. De allí acabamos pasando la noche copulando en total oscuridad dentro de una tienda de campaña mientras al lado, el pobre de mi amigo se mataba a pajas una y otra vez sin que Ana y yo siquiera fingiéramos o lo hiciéramos en silencio. Lo verdad es que cogimos como conejos y a todo volumen sin importar que nuestro amigo estuviera al lado nuestro. En el regreso decidimos parar un par de noches en Acapulco donde Ana se lío con un italiano de dos metros. Ya me imagino la cogida que le puso a la mañana siguiente Ana regresó a nuestra habitación totalmente pálida y se durmió todo el día. Durante nuestro regreso a nuestra ciudad el coche tuvo una avería mecánica que nos hizo pasar dos noches en un pueblo alejado de todos lados donde las cosas evolucionaron de forma que yo me la estuve copulando por delante y mi amigo por detrás durante al menos 48 horas. Sólo salimos dos o tres veces por comida y agua. La última noche mi amigo y yo sometidos a Ana a una sesión donde yo me la follaba por la boca y mi amigo por el ano y sólo intercambiábamos roles después de eyacular. De regreso a la ciudad y a las clases universitarias, Ana se volvió a entregar al lesbianismo con sus compañeras de departamento donde también luego me enteré armaron algunas orgias. Fue la primera chica que conocí que siempre se bebía el semen o ...