Orgía en un cine porno
Fecha: 30/11/2017,
Categorías:
Gays
Autor: SantiagoRodriguez, Fuente: SexoSinTabues
... acariciarle la verga con la lengua, especialmente el glande, cuando de pronto empezó a vaciarse. Empujó mi cabeza contra su pubis con sus manos, haciendo que entrase toda su verga en mi boca (como no era tan grande, pudo hacerlo sin problemas). Ahogó un grito mientras eyaculaba una cantidad brutal de leche. Mi cachero me dio otra vez la misma orden: - “¡Pásatela!” Dudé un poco, pero obedecí; a esas alturas estaba dispuesto a ser la zorra de todos los que quisieran… fue en ese momento que me percaté de que había otros caballeros esperando turno en los alrededores, mirando la escena y masturbándose. la película había pasado a segundo plano para todos: yo estaba protagonizando mi propia película pornográfica. Mi cachero dejó de moverse súbitamente, para embestirme con furia unas tres veces mientras gruñía y resoplaba; mi cabeza y mis pies chocaban contra la pared del fondo del cine mientras él me llenaba los intestinos con su esperma. - “¡Qué rica hembra resultaste! ¡Me sacaste todos los hijos!”, dijo mientras se ponía de pie. La verga que le colgaba era enorme, realmente enorme y gorda, y chorreaba leche suya y de los otros dos. A contraluz pude fijarme que era un tipo realmente grande; se guardó la pinga y se cerró el pantalón sin limpiarse, y fue a sentarse en una de las butacas del cine. Yo seguía en la misma posición, no había atinado a tratar de ponerme de pie. El grifero aprovechó para penetrarme en la misma postura que el anterior, con su verga ahora erecta, ni tan ...
... grande ni tan gorda. - “Ya no debes ni sentirla”, me dijo mientras me la metía con cuidado. - “Se siente rico”, le mentí; lo único que sentía era su pelvis sobre mis nalgas, la verga que entraba y salía no me hacía ni cosquillas. Duró poco tiempo, pero su orgasmo fue bastante largo e intenso, sentí como que eyaculaba dentro de mí enormes cantidades de semen. - “Te he dejado más de un litro de leche”, me dijo mientras me la sacaba, se ponía de pie, se la sacudía y se acomodaba la ropa; “Has comido harta verga hoy”, agregó mientras se retiraba por las escaleras. Ahí estaba yo, tirado en el suelo, tratando de ponerme de pie y con el culo ligeramente adolorido, cuando se me acercaron cuatro tipos con las vergas al aire, señalándome con ellas mientras se la corrían. Yo alcancé a ponerme de rodillas, así que podía alcanzar a mamárselas, y eso hice. Ya estaba cansado, pero más podía la excitación. Chupaba un poco de cada una; las cuatro eran diferentes: una era cabezona, la otra era muy gorda por la mitad del tronco, la otra no dejaba escapar el glande fuera del prepucio y la última era delgada pero larga y sabía como a pichi. Yo chupaba unas y masturba las otras. No sé cuánto tiempo estuve en esas, pero alguno de ellos dijo de pronto “abre la boca”, a lo que yo obedecí ciega e inmediatamente. Él eyaculó sin mucha puntería; trató de darla dentro de mi boca pero me salpicó el rostro, los ojos, la frente. Instintivamente recogí con la mano todo el semen de mi cara y me lo metí a la boca. - ...