MI VIOLADOR - Relatos Eróticos

MI VIOLADOR

Cuando tenía 15 años fui violado por un hombre mayor, mi papá lo denunció y el hombre fue a dar a la cárcel. Yo traté de seguir con mi vida, pero esa experiencia no se me borró, no porque me hubiese un trauma sino porque fue un despertar a un inmenso placer. Seguí mi vida, a los 20 años me casé con una mujer a la que amaba, pero sabía que había algo en mí que deseaba repetir aquella situación que viví. 
Habían pasado unos 7 años cuando un domingo al ir a visitar a mis padres  con mi mujer y mi pequeño hijo, vi algo que me hizo temblar de píes a cabeza. Salía de la casa vecina el hombre que me había violado años atrás, lo reconocí de inmediato aunque había cambiado, tenía poco pelo casi nada, su cuerpo era más fornido y tenía un tatuaje en el pecho, lo vi pues andaba sólo con un jeans y sin polera. Sentí miedo y curiosidad, él me miró no hubo dudas que también me reconoció, miró a mi mujer y mi hijo y siguió su camino, felizmente mi mujer no se dio cuenta, nunca le había contado lo que me pasó en mi juventud.
Comenzó en mí el deseo de verlo de nuevo, pero también el miedo, no quería repetir aquella situación, era todo confusión, no me sentía gay, no podía ser gay, estaba felizmente casado, no tenía problemas con mi vida sexual.
Pasaron dos días y nuevamente fui a casa de mis padres con la excusa de pedir prestado una herramienta, pero la verdad era que quería ver de nuevo al hombre que me violentó. No había nadie en la calle, tampoco se veía movimiento en la casa vecina, ...

... me sentí decepcionado, pensé en dar la vuelta y volver a mi casa, pero mi mamá me vio llegar y fue a mi encuentro, nos metimos en casa conversando de esto y aquello.
Estuve hasta tarde en casa de mis padres y cuando me fui les prometí volver el fin de semana. Caminaba hacia el paradero de microbuses cuando lo vi, iba por la calle con su jeans ajustado y una polera que dejaba ver parte de su pecho cubierto de vellos. Me estremecí nuevamente, en un primer momento desee que no me viera, pero ya era tarde, Victor ya me había visto, me miró fijamente y sin demora se dirigió a mi. Quedé petrificado al tenerlo frente a mi, muy cerca, tendió su mano y yo acepté el saludo, su mano estaba caliente, era fuerte, ruda. Él notó que no soltaba su mano, sonrío, me sentí perdido, sin decir una palabra con un gesto me indicó que lo siguiera, lo hice, temblaba entero, me sentía muy caliente. Llegamos al sitio baldío donde sucedió todo, aún continuaba vacío, acumulando basura, a oscuras. Sentí cuando se acercó de nuevo a mí, comenzó a acariciarme, estaba a punto de llorar, no de temor, sino de deseo, mis manos acariciaron su cuerpo, nuestras bocas se unieron en besos intensos, él me fue desnudando sin pérdida de tiempo, quedé completamente empelotas ahí, lo desnudé también y con furia comencé a chupar su hermosa verga, recordaba como había gozado la primera vez, metí con fuerza todo su tranca dentro de mi boca quería devorarla, gemía, si alguien pasaba por ahí se daría cuenta de inmediato lo que ...