1. Sorpresa a mi novia en el coche


    Fecha: 03/12/2017, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Vivo con mi novia Ana, desde hace un par de años. Tiene 25 años y lo que más destacaría de ella es su dulzura. Es como una muñequita. Nunca lanza improperios, su tono de voz es cálido y pausado,... exquisitamente educada. En fin, hasta nuestros amigos tienden a llamarla "Anita". Físicamente es menudita, pero con curvas bien definidas. Sus pechos son "melocotones" firmes, que mis manos abarcan a duras penas y su trasero respingón, muestra una piel tersa y de carne tonificada.
    
    Vamos, que no me quejo en absoluto. En el terreno sexual, el hecho real es que soy yo quien suele tomar la iniciativa. Me gusta probar cosas nuevas además de lo convencional. Aunque Ana, no "se lo curra" en lo que se refiere a proponer cosas nuevas, le gusta participar en mis ocurrencias y hasta ahora, no me ha dicho "no" ha nada; ni a sexo anal, ni a stripteases, ni a emplear cuerdas y esposas,...
    
    Pero lo de hoy, es un reto distinto.
    
    Es viernes y hemos llegado a casa de nuestros respectivos trabajos. Nos hemos dado una ducha antes de salir a tomar algo, como solemos hacer los viernes. No hace demasiado frío y Ana se ha puesto una camisa, una falda larga y fina, de algodón y una chaqueta. Yo me he vestido con unos "chinos", camisa y mi americana de cuero.
    
    Huelo la colonia de Ana, con aromas silvestres, mientras bajamos en el ascensor que nos lleva al garaje.
    
    -¿Dónde quieres que vayamos, Anilla?-
    
    -¡Sorpréndeme!, dice sonriendo.
    
    Aunque creo que no se refiere a las veces en las que la ...
    ... he sorprendido llevándola a un portal desconocido y haciéndolo en el hueco de la escalera, o en el banco de un parque, o en el coche, junto a la tapia de un cementerio,... la respondo – Vale, te sorprenderé.
    
    Entramos en mi Chrysler monovolúmen. Enfilo hacia una zona verde en la que hay grandes extensiones de árboles, en las que la gente acude a hacer footing, mountain bike, picnics, etc. Por la noche, sin embargo, el entorno se transforma y da paso a decenas de vehículos aparcados entre árboles, dejando ver siluetas dentro. También aparecen numerosas personas decididas a dar placer a cambio de dinero.
    
    En este parque existe un pequeño lago alrededor del cual hay agradables terracitas. La noche está fresca como para sentarse en una de ellas.
    
    Aparco el vehículo y le digo a Marta que me espere en la barra de una de ellas. –Volveré en diez minutos-. Me mira, sonríe ladeando la cabeza, como queriendo adivinarme el pensamiento, se baja –Diez minutos, ¿eh?
    
    Efecivamente, no tardo más en regresar. Ya he hecho las gestiones oportunas.
    
    -Vámonos, le digo mientras dejo unas monedas, pagando su refresco. –Tu conduces ahora- Saco las llaves y las hago sonar delante de ella. Vamos al "cerro de los polvos" (es un lugar cercano, donde follábamos cuando no teníamos piso y que llamamos así).
    
    La abro la puerta del conductor y la beso haciéndola centrar su atención en mí. ¡Me encanta esta chica y su disposición para disfrutar! (Espero que no la pierda).
    
    La saludo con la mano ...
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