1. Jugando al sexo a los 10 añitos


    Fecha: 06/12/2017, Categorías: Gays Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    Cuando tenía unos 9 o 10 años, íbamos a jugar a la casa de un chavo que tenía unos 17 años, atento en demasía con nosotros. Nos prestaba los juguetes de sus hermanos menores y como chico mayor nos contaba acerca de sus novias y sus experiencias en el sexo. Incluso nos mostraba revistas y hasta como masturbarnos, como dar un beso etc. el chiste, es que nos enseñaba todo acerca del sexo según el y como buen maestro nos ponía a practicar entre nosotros. Fue así como los más chicos nos la chupaban a los de mayor edad mientras él se maturbaba. Recuerdo que tenía una polla grande, muy grande y gruesa. La que conforme avanzábamos en la enseñanza ya no le bastó con pajearse sino que ahora eran los mismos chicos quienes lo hacían acabar a punta de mamadas mientras nosotros los follabamos por atrás (La verdad a esa edad nuestro pito era tan pequeño que apenas y lo podíamos meter, casi siempre era puro roce entre las nalgas). No olvido el día en que fue el mismo quien enculo a un amigo de tan solo 8 años, le chupo tanto el culito que lo hacía contorsionarse mientras con los ojos cerrados gemía como si aquello le causara el mayor de los gustos. Frente a nosotros se lo sentó a horcadas sobre su gran polla y lo penetro. Ese día pude ver cómo una mueca de dolor puede convertirse en una cara de satisfacción, porque al principio mi amigo casi llora. No le entraba y tuvieron que pasar varios intentos y otro tantos pocos de saliva para que aquel garrote se alojará en su interior. Luego lo gozo ...
    ... y nosotros también. En lo personal quizá fue mi primer momento de morbo. Confirme pasaban los meses uno a uno se iba follando a los demás chicos. Cuando me tocó a mí yo estaba emocionado de saber que iba a sentir aquello tan delicioso que decían gozar los demás. Es más, cuando ellos se la estaban chupando quería ser yo quien hiciera todo el protocolo ¿Porque ellos? Pensaba. Cuando me puso a cuatro de rodillas en aquel colchón viejo estaba realmente emocionado. Sentir sus manos abriéndome las nalgas era algo que había deseado tanto. Su lengua jugando con mi botón del culo fue algo que definitivamente goce. El tiempo dejo de correr y ahora estábamos en el tiempo cero según la teoría de Albert Einstein. Era tan delicioso que poco importaban que a nuestro alrededor estuvieran 8 niños, unos mirando, otros acariciandose entre ellos y los más atrevidos follando a su pareja en turno. Porque así lo hacíamos siempre. Era un juego que practicábamos de meses, algo en lo ya éramos expertos gracias a las enseñanzas del chavo que estaba a punto de meterme sus 18 o quizá 20 centímetros. Supe que había llegado el momento porque dejo de lamerme la entrada y ahora se colocó detrás de mi, de rodillas. Una de sus manos la colocó sobre mi cadera y la otra la utilizo para tomar su vergota para ponerla en mi entrada. Aunque estaba ansioso aquel cuerpo extraño hizo que temblara ligeramente, nervios o deseos no se, pero el contacto de aquel tolete en mi cueva me causaba sensaciones encontradas. Supe ...
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