Mi compañera de oficina - Relatos Eróticos

Mi compañera de oficina

Desde que consegui un trabajo de oficina se volvio como un segundo hogar, practicamente estaba ahí todo el dia, poco a poco entre todas las personas que eramos del lado contrario de las filas estaba una de mis compañeras que mas me encantaba, morena de pelo negro, cuerpo delgado con senos grandes y caderas redondas, me encantaba cuando llegaba arreglada ya que se ponia vestidos y tacones abiertos, unas piernas hermosas y pies finos y delicados. Ella me provocaba demasiado, en cierto momento llegamos a tener una regla donde si ella me pellizcaba o pegaba encierto lugar del cuerpo yo podia regresarselo, muchas veces me pellizcaba en el pecho para que las pudiera devolver, intentaba disimular que no me gustaba la situación porque en esos momentos tenia una ereccion durisima, se las tocaba unos segundos tan suaves y apetitosa, llevaba escotes no muy pronunciados pero siempre que se vieran apretados y salidos, otras veces se lucia llevando medias negras con tacones altos me gustaba porque la molestaba y le pellizcaba las piernas para poder sentirla un poco más, igualmente dejaba la puerta del baño siempre abierta cuando terminabamos de almorzar y yo pudiera verla, mientras mas tiempo pasaba se sentia ...

... mas atraccion entre ambos, no podia evitar voltear para verla de pies a cabeza, incluso le llegue a tomar fotos a su trasero y a sus piernas en ciertas ocasiones para desahogarme después, hasta que cierto dia llego mas arreglada de lo usual, me pidio que salieras a comer fuera de la oficina, estaba riquísima llego con una blusa formal escotada con falda formal apretada y unos tacones negros con medias. Hablamos en el almuerzo y en lo que hablabamos mas nos acercabamos y tonteabamos, en cierto punto ya no aguante y le agarre la cara para robarle un beso, espere que me diera paso y nos comenzamos a agarrar en ese momento, estabamos excitadicimos, rápidamente la lleve al hotel mas cercano y entramos y la comienzo a desnudar, deseaba y tenia la fantasía de ver ese cuerpo y de poder comermelo al fin, comence a penetrarla hasta que hiciera rebotar sus pechos mientras gemia rápidamente y gozosamente, tomaba sus piernas y las tocaba, eran hermosas y de piel aspera, tenia un olor fuerte a perfume, tenia un trasero delicioso y duro que podias golpear fuerte y no dolería, el sexo fue salvajisimo y de los mas locos que he tenido, pero fue la mejor amante que tuve en aquel entonces, lo hacíamos cada fin de semana.