1. sirvienta de una travesti semental


    Fecha: 05/09/2020, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: Amparo santa, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Soy travesti en el closet de 32 años ; desde los 28 me visto de nena y me veo linda, soy tetoncita y caderona de 170cm. Cada día me he puesto más hambrienta de sexo pero a solas, pero hace un año me llegó la soñada felicidad de ser cogida por una nena travesti y qué nenota!!! Todo fue al enterarme en un anuncio de una página de prepagos, de que se buscaba una nena travesti para hacer el aseo en una residencia de una pareja ;  sin pensarlo mucho y llena de curiosidad llamé a averiguar por el empleo y sin saber cómo resulté comprometiéndome para eso. Muerta de miedo me presenté a la dirección que me dieron, pero fui vestido como hombre. Algo les gustó de mí que me contrataron con la condición de trabajar con uniforme de sirvienta. Todo sucedió muy rápido y lo cierto fue que muy fácil porque la pareja era de travestis;  la señora se dedicó a organizarme de manera que después de un baño, ella misma me vistió y me puso toda una nena. Me indicó mis oficios y se retiró hasta las 8 de la noche, hora en que apareció en la cocina para ordenarme servir la cena. Hasta ese momento yo no había ...
    ... conocido a la otra nena la cual apareció vestida como una dama muy elegante , alta y de unos 40 años. En cuanto la ví sentí cierto miedo porque ella me miraba con a escondidas de la señora. 
    Esa noche me dormí pensando en todas las cosas del día, pero no sé a qué hora me desperté al sentir que a mi lado estaba alguien que no era sino Tatiana que así se llamaba el que hacía de macho y sin hablar me fue desnudando para hacerme el amor, advirtiéndome no hacer ruido. Lo único que pude decirle fue que yo  no estaba preparada y que lo hagamos bien rico y con calma cuando estuviéramos solas y eso fue al día siguiente porque Paula, la que hacía de hembra, salió quién sabe a donde.
    Tatiana solo esperó que quedáramos solas y en un momento me arrancó la tanga y colocó sobre la mesa del comedor, me levantó las piernas y comenzó a intentar penetrarme, todo sin darme tiempo a respirar. Entonces pude mirar su pene descomunal, un nudo en la garganta me dejó sin respiración y casi llorando le expliqué que yo era virgen; como pude me bajé de la mesa y me arrodillé para mamar lo que parecía el pene de un burro. 
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