1. Arrodíllate


    Fecha: 17/12/2017, Categorías: Microrelatos, Autor: esteban_95, Fuente: CuentoRelatos

    Esa noche yo estaba acostado en mi cama, con el computador sobre las piernas. Estaba demasiado aburrido y solo esperaba a que Luisa, mi novia, cruzara por esa puerta y me hiciera compañía. Creo que la vida escuchó mis pensamientos porque en muy poco tiempo, ella abrió la puerta de la casa.
    
    Aun no nos veíamos así que decidí buscar un papel y un bolígrafo rápidamente. Escribí algo en el papel, lo dejé sobre la cama y me escondí en el baño antes de que ella lo notara. Estaba deseando hacerle el amor apasionadamente y ayudarla a descansar de su seguramente, arduo día de trabajo.
    
    Así que ella entró en nuestro cuarto, Vio la nota sobre la cama y simplemente obedeció a ella. La nota decía "arrodíllate". Salí del baño que había dentro de nuestro cuarto y allí empezó todo. Ella estaba dándome la espalda, solo podía ver su largo cabello que tenía una combinación entre rubio y castaño. Un color hermoso. Me acerqué a ella y la tomé por la espalda. Ella seguía arrodillada y me preguntó, "¿De qué se trata esto?". Así que alcé su rostro, me acerque a su boca y la besé suavemente, ella simplemente me siguió y pasó su mano por mi pene rápidamente, a lo que yo respondí alejándome, luego se giró y me miró con pasión, ya sabía hacia donde iba todo. Tomó mi cinturón y lo desabrocho rápidamente, bajó mis pantalones y tomó mi pene con decisión. Amé su intimidante mirada de ojos claros y la sonrisa de niña buena que tenía mientras movía su mano de arriba abajo sobre mi pene.
    
    Después hice ...
    ... que me quitara las manos de encima y le dije que pusiera mi pene en su boca, quería sentir una vez más las maravillas que podía hacer con su lengua. Ella me obedeció y comenzó a darme una mamada bastante placentera, así que puse mi mano sobre su cabeza y la ayudé en el proceso. Yo estaba encantado y totalmente extasiado. Mientras su cabeza se movía de adelante hacia atrás con un ritmo encantador, yo decidí desnudar mi torso; era lo único que faltaba. Así que ella decidió parar, se puso de pie y me besó con pasión mientras mi pene rosaba su vagina -demasiado húmeda la imaginaba yo- por encima de la ropa. Rápidamente la desvestí hasta que quedó en ropa interior, no sin antes admirar cada parte de su piel. Su ropa interior combinaba a la perfección, era blanca y algo transparente. Lucía exquisita, parecía que lo hubiera tenido todo planeado. Entonces bajé su sostén y bese sus pechos con fuerza, no eran los más grandes, pero bastaban para que mi boca y nariz se perdieran en ellos. Los acaricié y los lamí -mientras ella jugaba con mi pene en sus manos- hasta que su sabor quedó en mi boca.
    
    Ya no aguantaba más, quería estar dentro de ella, y entonces la tumbé en la cama, me fui encima de ella y besé su blanco cuello, mientras ella respiraba rápidamente. Pero inesperadamente ella paró, me miró fijamente y puso sus manos sobre mis hombros; quería que jugara con su vagina, era algo que le encantaba. Así que bajé, corrí hacia un lado la parte inferior de su pantie y besé su húmeda ...
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