1. Con mi compadre...


    Fecha: 20/12/2017, Categorías: Gays Primera Vez Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... sintiendo la dureza bajo los pantalones, rozando de vez en cuando la pequeña abertura en su bragueta, sintiendo el suave nido de sus vellos púbicos.Que le fascinaba – contestó llanamente mi compadre – así que le pregunté si no quería sentirla bien, sino le gustaría besarla y darle unas chupaditas.Me quedé de piedra. Aquello era demasiado. Mi hijo no podía haber accedido a aquella propuesta.Y qué te contestó? – pregunté de todos modos, queriendo saber – qué hizo?Ezequiel terminó de abrirse la bragueta antes de contestar. Su verga, gruesa y enorme salió orgullosa de los pantalones. No colgaba, como en la historia, sino que se erguía, poderosa y turgente frente a mis ojos.Se la acerqué así – dijo mi compadre acercándome el enorme trasto al rostro – le tomé sus cachetitos de esta forma – continuó Ezequiel tomándome por las mejillas – y se la restregué en esa carita de puto tan bonita que tiene – y comenzó a restregarme la verga en la barbilla, los labios, la nariz, los ojos.El olor a macho me hizo temblar sin saber porqué. Sería la sorpresa de descubrir que los hombres podían oler tan sabroso, tan excitante. Me tomó los cabellos y me jaló la cabeza hacia atrás. Su verga continuó rozándome ahora el cuello, la garganta expuesta, mientras una mano se metía bajo mi camisa y me acariciaba la tetilla.Tu tienes las tetas peludas – dijo mi compadre – pero mi ahijado las tiene rosaditas y muy sensibles – continuó comparando – aunque por lo visto a los dos les excita que se las toquen, ...
    ... verdad compadre?Qué iba yo a saber?, si mi cuerpo era un tambor, retumbando ya descontrolado. No podía negar algo que era ya tan evidente. Me temblaba el cuerpo con lo que me estaba haciendo, y todavía peor cuando tomó la tetilla entre sus fuertes dedos y la retorció en una mezcla de dolorosa pero maravillosa sensación.Tanto se calentó el muy putito – continuó impasible mi compadre – que se abalanzó a comerme la verga sin mayor problema.Con sus palabras y la imagen que acababa de poner en mi calenturienta imaginación, abrí la boca, igual a como la había abierto el Pancho, y la enorme tranca de mi compadre me entró casi hasta la garganta. Qué delicia, descubrí de pronto, que satisfacción sentir aquella lanza de carne, viva y caliente, sabrosa y dura entrar así en mi boca, como si fuera mi dueño, como si mamarle la verga fuera mi obligación y su derecho.Y se la comió con gusto – continuó él – me la mamó por puto que es, porque a leguas se le notaba lo caliente que lo ponía tener mi verga en el hocico, porque así son las putas, compadre, ven una verga y se deshacen, se abren de patas y de nalgas.Sus palabras eran ya un nudo en mi estómago. Cuáles patas, cuáles nalgas, de qué hablaba mi compadre si yo sólo era una boca, una boca hambrienta, un deseo que no podía entenderse ni explicarse, sino simplemente llevarse a cabo, dejándose llevar, hundiéndose en el calor de la tarde, en la casa sola, en las cervezas consumidas y los cuentos de mi compadre.Pero la cosa no acabó allí, por ...
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