1. Con mi compadre...


    Fecha: 20/12/2017, Categorías: Gays Primera Vez Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... el camino entre mis nalgas, delicia de delicias, y bajó sinuosa, caracol baboso y lento, hasta el centro mismo de mi placer.Compadre! – gemí quedamente al sentir su lengua en mi ano – qué hace?No contestó. Sus lenguetazos eran cintas que me tenían pegado a la mesa. Sus manos sobaban mis nalgas, sus quejidos me enardecían el cuerpo y me quedé allí, incluso cuando poco después le sentí acomodarse entre mis piernas, cuando sentí que la cabeza gorda y húmeda de su verga se apoyaba en mi ano y supe, sin la menor duda, de que pensaba penetrarme.Ah, que muchacho, ese Pancho! – dijo mi compadre, restregándome la punta de la verga en mi agujero, jugueteando con mi culo, provocándome, asustándome, llevándome del deseo a la desesperaciónQué hizo entonces? – pregunté abriendo los ojos, mirando hacia atrás, confirmando con la vista que la verga de mi compadre era enorme, que la tenía entre mis nalgas, y que el bigote de Ezequiel era tan negro como sus ojos.Pues que iba a hacer? – contestó mi compadre metiéndome la cabeza de su miembro, resoplando con el esfuerzo, partiéndome el culo mientras yo apretaba los dientes y retenía el aire en los pulmones, incapaz de respirar para no hacer más difícil el momento – pues paró las nalgas y cómo buena puta me dejó metérsela hasta los pelos – me informó.Hasta los pelos, pensé mientras el tronco venoso comenzaba a introducirse en mi cuerpo, hasta los negros e hirsutos pelos, continué imaginando mientras sentía el lento avance de aquella bestia ...
    ... dura y determinada, y hasta los pelos continué aguantando.Y así mero se quedó el Pancho – me informó cuando por fin la tuve toda dentro – quietecito, resoplando adolorido pero muy contento, porque le encanta la verga, igual que a ti compadre.Volví a cerrar los ojos. Hay cosas que son mejor verlas con los ojos cerrados, y aquella era una de esas. No necesitaba ver la verga para saber que la tenía toda adentro. No necesitaba ver a mi compadre para saber que me estaba cogiendo, y no necesitaba ver mi cara de placer para darme cuenta de lo mucho que lo estaba disfrutando. No necesitaba ver nada, porque no había nada que ver.La verga entraba y salía, mi cuerpo se tensaba como un violín, con un placer angustioso y moribundo, como un batir de cascos, alud de tierra, una carrera de violentos espasmos que no querían comenzar ni terminar. Me sudaban las axilas, las nalgas, la espalda, me chorreaba de deseo y desesperada culpa, y todo junto, camuflado con palabras y cervezas eran una exótica y melancólica combinación, tan parecida al orgasmo que me vine de buenas a primeras sobre el almidonado mantel de mi comadre sin siquiera haberme tocado mi endurecida verga.Ya veo que te ha gustado – dijo mi compadre, todavía cogiéndome, todavía con su enorme verga dentro de mi culo, todavía dándome de vergazos – y a mí también! – gritó de pronto, tensando el cuerpo, empujando violento, llenándome el culo con su semen, caliente y espumoso, imaginé de pronto.Y allí quedamos por fin mudos. Allí se ...
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