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El espejo (II)
Fecha: 28/11/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Alex, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Pasaron 3 días y a las 10 de la mañana, Daniel se despertó y encendió su celular y vio varios mensajes de Roberto preguntando cómo estaba y si se podían ver de nuevo, con algo de flojera Daniel respondió que estaba bien y que tal vez se verían un día, de pronto el celular comenzó a sonar, era Roberto llamando, por un momento el joven dudó en contestar, pero al final lo hizo. -Aló -Hola Dani, por qué no contestas rápido? -Recién me despierto. -Entiendo, cuando nos vemos? -No sé. -No quieres o no sabes Dani. -No sé dime tú. -No suenas muy convencido de querer verme- dijo el vendedor algo fastidiado. -Sí. quiero verte hoy Roberto.- contestó Daniel algo intimidado. -Quién soy yo?... Dime quién soy yo para ti mariquita. - Roberto dijo en tono grave. -Eres mi macho cachero- Daniel comenzó a temblar. -Así me gusta, nos vemos hoy a eso de las 6 de la tarde en el mismo sitio, no esperes encontrar al salvavidas, que hoy no le toca turno, así que te tendré solo para mi puta. Y cortó la llamada, Daniel aún temblaba pero no de miedo sino de excitación, se recostó en la cama y comenzó tocarse el pecho, pensó en masturbarse pero sabía que era mejor guardar energía para más tarde. Llegó a la hora indicada a la playa, esta vez había menos gente que la vez anterior, se sentía la brisa marina refrescante en la piel, a Daniel le gustaba sentir su melena al viento, caminando hacia las rocas vio a Roberto que atendía un cliente, esperó a que estuviese ...
... solo y se acercó. -Hola como estás? -dijo Daniel -Yo bien, esperándote con ansias putita, felizmente ese fue mi último cliente, ya se me acabaron los refrescos, acompáñame a guardar mis cosas en el auto. Ambos fueron caminando hacia el viejo coche donde tuvieron su encuentro sexual la vez pasada, Roberto guardó las cosas y le dijo a su acompañante que subiese al asiento de copiloto ya que esta vez irían a otro sitio. Durante el viaje ambos estuvieron callados, Daniel solo atinó a mirar por la ventana, pensando en porque hacía ese tipo de cosas, porque se dejaba llevar por un casi desconocido a un lugar del que no tenía idea, pero la respuesta era obvia: quería verga, y eso justificaba todo. Al fin llegaron a un barrio cercano en el que había varias cantinas y la música sonaba alegremente por los parlantes. -Nunca he estado por aquí. -dijo Daniel -Las señoritas no suelen venir por aquí, les pueden pasar cosas muy malas. -dijo Roberto mientras estacionaba frente a un local de luces rojas. -A dónde me has traído Roberto? -preguntó el joven con curiosidad. -Este local es de un compadre mío, se llama “Las visitadoras”- dijo el vendedor sonriendo. -Que sútil el nombre, ¿no será un burdel? -Que comes que adivinas marica? -Y que voy a hacer yo en un burdel?- Daniel preguntó irónicamente. -Lo que hacen las putas pues, vamos para adentro- dijo Roberto mientras salía del coche y le abría la puerta a Daniel para que saliese. -No estoy seguro de ...