Cine porno Montevideo - Relatos Eróticos

Cine porno Montevideo

Hace tiempo con mi esposa fantaseabamos con múltiples experiencias sexuales. Una noche acordamos ir a un club swinger. La noche pasó bastante aburrido, a cierta hora de la madrugada decidimos irnos. Mi esposa es muy muy calentona y estaba en llamas. Caminamos a buscar un taxi y en ese trayecto nos topamos con un cine porno. Nos miramos y entramos sin más. Primera sala de hetero, no sentamos, vimos y comenzamos a besarnos y tocarnos. Ella tenía puesta una mini falda y una blusa sin sostén. Buenas tetas y mejor culo. Sin darnos cuenta había ya una pareja detrás de nosotros y al vernos comenzaron a hacer lo mismo, pero con más ruidos y gemidos. Decidimos dejarlos solos y marchamos a otra sala, gay. Ya en la sala retomamos lo nuestro, ella al palo, mojada y caliente, yo chorreando con mi miembro al máximo. Tocando os y pajeandonos entre los dos, sentimos otra vez gemidos y ruidos. Observamos que detrás nuestro estaba la pareja de la otra sala. Ya desconfiando un poco, decidimos ir al pasillo del cine, entre las diferentes salas, ahí retomamos donde quedamos y nos tocamos todo y volvió la parejita y ya ahí no lo pensámos mas. Con una seña de mi parte se acercaron y la chica comenzó tocar a mi esposa, se besaron y culparon entre ellas, nosotros solo ...

... las apoyabamos por atrás y resfregabamos. En un momento se presentó el encargado del local y nos invitó a unas cabinas privadas. Bajamos y ellas siguieron entre ellas, pero ya ahí aparecieron dos morenos con sus pijas en la mano y tomaron a mi esposa, yo a su vez tomé a la chica con su pareja, pero no podía dejar de mirar a mi esposa, totalmente desencajado, chupando y tocando esas pijas enormes, la desnudaron totalmente y uno se dispuso a cojerla en cuatro mientras lo chupaba al otro. Quejidos, gemidos y hasta gritos, miró y sin más se la metió toda, toda. Todo fue muy rápido, el chico acabó y la sacó, mi esposa ya había acabado varias veces y sin faltaba el otro. Mi esposa desconocida cambia de lugar y se pone en cuatro con el otro, mientras le limpia la pija a quien recién la había llenado de leche, sorpresa tuvo ella cuando este chico pego unos fuertes empujones y de golpe se la mete en el culo, lubrica do y mojado, pero aún así el grito fue tremendo. Demoro poco en acomodarse y pedir la rápida leche en su culo, lo cual sucedió. La dejaron en el sofá, llena de leche y ahí la chica que hasta el momento había estado conmigo, fue con ella, se inco y dispuso a lamer y limpiar de leche su concha y su culo. Nos fuimos al rato sin hablar palabra.