El viejo del sex shop, continuación.
Fecha: 05/12/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Danisampedro91, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
se veía un jovencito en un Sling como el que tenía el viejo en el cuarto, gemía como desesperado con la verga de un negro en la boca y otra en el culo, aquella verga le entraba hasta la garganta mientras el otro negro le introducía su gran verga hasta los huevos, los tres pujaban como locos.
Me estaba recuperando de la cogida y mamada que terminaba de recibir, pensando en lo bien que lo estaba pasando, cuando en eso entró otro hombre a la derecha, se asomó por el hoyo de la pared, era un hombre ya viejo, como de unos 50 o 55 años, y me dijo,
¡Te está yendo bien eh!
Siiiiii.
¿Quieres más?
Siiiiii.
metió su verga y yo empecé a mamársela, era una verga deliciosa, un poco más grande que las otras dos, no tardó
mucho en correrse en mi boca, se la dejé bien limpia, la saco y se volvió a asomar.
Que rico mamas, me dijo.
¿Te gusta mucho la verga?
Sí contesté.
¿Quieres venir a mi casa?
No sé, dije dudando.
No es muy lejos, vivo muy cerca, te prometo que lo vamos a pasar muy bien, que dices.
Pues no sé.
Mira, si te animas te espero afuera. Se salió y se fue.
Yo me subí los pantalones, me arreglé y me salí decidido a ir con aquel viejo a su casa.
Ahí estaba en el parqueadero fumando un cigarrillo, cuando me vio se le dibujo una cara de lujuria y deseo.
Veo que te animaste, me dijo a modo de saludo.
Sí, le contesté.
Pues que bueno, ya verás que lo vamos a pasar muy bien, vivo solo ...
... desde hace algunos años, tengo un hijo que vive con su mama en fortworth, también tengo un hermano, pero vive en otro
estado con su familia, así que nadie nos molestará. Solo déjame entrar a comprar algo que vamos a ocupar y nos vamos.
Sí, está bien, le dije.
Entró de nuevo a la tienda, saliendo algunos minutos después con una bolsa de plástico en la mano.
Listo, sígueme, es por ese camino, son unos veinte minutos.
Lo seguí en mi caso, fuimos por aquel camino unos 20 km. luego tomamos un caminito ranchero y seguimos por unos 5 km. Se detuvo y entramos a un
acceso, dimos vuelta a un grupo de árboles y ahí estaba la casa escondida de la calle, era una casa no muy grande, muy cuidada, con un porche donde había
dos mecedoras.
Vamos adentro, me dijo, abrió la puerta y se hizo a un lado para dejarme pasar, entramos a una salita con dos sofás y un reclinable,
una televisión grande y una mesita de centro,
Siéntate, ¿quieres una cerveza? Me preguntó.
No, tengo que manejar un buen rato para llegar a mi casa, le dije a modo de contestación.
Pero una no te hará mucho efecto, ¿o sí? Además, para cuando te vayas ya no tendrás problema
Está bien, pero solo una.
Fue a la cocina y trajo dos cervezas, me dio una y destapo la otra para él.
Ven, déjame enseñarte la casa.
Lo seguí, pasamos a la recamara, tenía una cama grande, una mesita de noche a cada lado, una silla y un televisor, luego
fuimos al baño, entrando estaba la ...