Un hijo posesivo - Relatos Eróticos

Un hijo posesivo

Cumplía quince y mi papá me organizó una pequeña fiesta con mis amigos más cercanos. A las seis de la tarde, ya se habían ido. Mi mamá se había ido de viaje por trabajo unos días. Éramos solo nosotros dos. Llamé a mi mamá para que me deseara un feliz cumpleaños rápidamente. Me saqué toda la ropa y me fui a la ducha. Me puse a pensar en mi papá. Sabía que me iba a dar mi regalo esa noche. Después de formar una relación tan íntima como la nuestra, era el día en el que íbamos a terminar con mi virginidad. Me guarde mucho tiempo para él. Mucho me han deseado y con muchos he jugado. Pero solo quiero a mi papá en la cama. Me conoce como ningún otro. Sabe dónde tocarme para calentarme y relajarme. Sabe qué me gusta. Nunca me había sentido tan excitado. En la ducha empecé a tocarme pensando en él pero paré para reservarlo todo para mi papá. De todas formas no se me bajaba. Salí de la ducha desnudo y seco. En mi cama estaba mi papá acostado, desnudo con las piernas abiertas y sus manos detrás de la cabeza. Me sonreía. Sabía que lo deseaba. Yo sonreí y me quedé un rato viéndolo. Se me paró como nunca. Corrí y le salté encima para besarlo. Él me abrazó y me besó como nunca. Me manoseó y me metió un dedo en el culo. Se sentía muy rico. Sentía entre mis nalgas su verga de veinte centímetros acariciándome. Me recostó y me escupió en la boca como sabía que me gustaba. Me chupó las tetillas y me empezó a dar besitos hasta bajar hasta mi verga y me la chupó un poco. Separó bien mis piernas ...

... y me empezó a chupar el culo. Entre chupada y lamida me metía unos dedos. Yo estaba tan caliente que parecía que tenía fiebre. No daba más de placer. Ya había empezado a mojarme un poco la punta. Se sintió riquísimo. Le dije que estaba muy caliente, que me la metiera de una vez. Le dije cuánto lo necesitaba, cuánto lo deseaba. Y me escupió y se escupió la verga y empezó a poner la punta pero vió que entró fácilmente y se mandó un poco más y más. Me la empezó a meter entera deprisa y yo no paraba de gemir. Me la metió entera y me tapó la boca para que no grite. Grité igual pero me empezó a embestir cada vez más rápido y ya no podía importarme el dolor con tanto placer. Lloraba pero le supliqué que no parara. Estaba re caliente y los dos estábamos transpirando. Me besó, me escupió y me dió cacheteadas. Yo solo podía gemir. Me sentí honesto. Esas sensaciones intensas me impedían fingir nada. Él solo me daba y me decía que me amaba. Mientras él me daba duro yo lo besaba y lo miraba a los ojos mientras le decía que lo amaba y que era solo suyo. Lo abracé con mi brazos y mis piernas y él empezó a darme más duro y más rápido hasta que sacó la verga y se puso sobre mi cara y me acabó en la boca. Casi me ahogo de tanta leche. Estaba caliente y me llenó toda la boca. Empecé a tragar esa rica leche antes de que me metiera la verga en la boca pero él fue más rápido y me la metió en la boca y suavemente me empezó a coger por la boca. Estaba muy excitado y asfixiado. Logré tragarme todo y ...